Pablo M. Díez el 20 jul, 2007 Sabe que sus estatuas le habrían causado más de un problema durante la Revolución Cultural (1966-1976) pero, aun así, no duda en manifestar su más profunda devoción por Mao Zedong, el padre de la República Popular China. No en vano, el escultor Wang Wenhai ha convertido al revolucionario líder comunista en su musa particular, puesto que ha llegado a realizar unas 2.000 figuras de arcilla que tienen como modelo al Gran Timonel. Empecé hace ya mucho tiempo pero, a partir de su muerte el 9 de septiembre de 1976, intensifiqué el ritmo de trabajo, explica a ABC Wang Wenhai, quien cambió su estilo hace seis años. Al principio, todas mis esculturas representaban a Mao de manera demasiado formal, pero me cansé de aquello y decidí experimentar con las formas y los conceptos para mostrarlo de un modo más original y divertido, indica el autoproclamado Rey de la Arcilla mientras da los retoques finales a su última creación, Mao pensador. En la mesa situada a su espalda, medio centenar de figuras del Bienamado Presidente dan fe no sólo de lo prolífico que es el autor, sino también de su fecunda imaginación: Mao con el mapa de China en la cara, Mao con los caracteres impresos de la palabra rey, Mao con ropajes propios de Buda y casi convertido en una figura femenina, Mao con un ordenador portátil, Mao con niños en sus brazos, Mao con dos caras, Mao con cuevas horadadas en los ojos Tan originales como asequibles, ya que algunas de ellas cuestan entre 600 y 700 euros. Aunque puede que a otras personas les parezcan provocadoras, estoy seguro de que a él le gustarían, ya que tenía mucho sentido del humor y sabía ver siempre las dos partes de las cosas, manifiesta convencido el artista, que nació en 1951 en la provincia de Hunan y fue guardia rojo con sólo 15 años durante la Revolución Cultural. En aquella caótica década de fervor comunista, Wang Wenhai presenció los humillantes autos de fe públicos con los que se castigaba a todo aquél que no profesara su admiración por Mao. Pero ni siquiera los millones de muertos registrados en esa época y durante la hambruna del Gran Salto Adelante (1958-61) le hicieron perder la confianza en el Gran Timonel. Mao cometió errores por intentar desarrollar el país demasiado rápido, pero era una persona maravillosa que podía cambiar el mundo con sus ideas, le defiende el escultor, quien reconoce que ahora hay más libertad y riqueza en China, pero también más corrupción, menos valores y más contaminación. El escultor Wang Wenhai admite que era difícil ser un artista durante la época de Mao y que sus obras le habrían causado problemas, pero insiste en que nadie del Gobierno me ha dicho nunca nada sobre mis estatuas. Es más, de hecho ha vendido algunas a coleccionistas tanto chinos como extranjeros, aunque el autor aclara enseguida que no persigue dinero ni fama. Los artistas sólo piensan ahora en hacerse ricos, por lo que han abandonado la realidad como motivo de inspiración, critica el Rey de la Arcilla, quien asegura haber rechazado cuantiosas ofertas económicas por mostrar al Gran Timonel de forma despectiva. Se puede jugar con lo divertido, pero no para criticar a Mao Zedong, puntualiza el escultor, quien añade que lo único que pretende con estas obras tan poco convencionales es mostrar mi amor por Mao. Tras trabajar como guía en el Museo de la Revolución de Yan´an, la base de la provincia central de Shaanxi donde concluyó la Larga Marcha (1934), Wang Wenhai se ha propuesto abrir en dicho lugar un gigantesco museo sobre Mao Zedong y erigir una estatua del Gran Timonel de 130 metros aprovechando la forma natural de las montañas de los alrededores. Sin duda, un claro ejemplo de lo mucho que han cambiado las cosas en China en estos 30 años para que, al final, todo siga como antes. Otros temas Tags arcillaartechinaesculturasgran timonelhunanlarga marchamao zedongpekinwang wenhai Comentarios Pablo M. Díez el 20 jul, 2007
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