No hay cosa que más moleste a los futbolisas del Real Madrid que escuchar que les da igual perder que ganar, que no lo sienten. Es la frase manida del aficionado enfadado que habla con el corazón y con los glóbulos rojos más que con la cabeza. El seguidor puede quejarse de la derrota, del mal juego, de la carencia de acierto en el remate, pero no de la entrega. Los hombres de Mourinho lo dan todo en el campo. Y sí les duele perder. Por eso, Sergio Ramos ha salido a la palestra para manifestar que están heridos y que se sacrificarán por esta camiseta en la lucha por las tres competiciones. Que nadie lo dude. No hay que confundir el desgaste sufrido en el clásico con falta de pundonor tres días más tarde. No confundan la inoperancia para superar un resultado adverso con la desgana. El ejemplo del cansancio acumulado es Xabi Alonso, que ha pedido a Mourinho un respiro porque ya no puede más.
El ejemplo de la pérdida del norte en el campo la dieron Higuaín, Modric, Coentrao y Di María, superados por los acontecimientos y por la presión. No es fácil saber siempre lo que deben hacer. No es fácil tener que vencer siempre porque eres el Real Madrid. Mourinho les señala por falta de actitud. No era eso. Estaban bloqueados. No sabían qué hacer tras el autogol de Cristiano.
A algunos profesionales, como a Coentrao, el Real Madrid les viene grande. Y el miedo al qué dirán después bloquea la cabeza en pleno partido. Se interpreta cómo falta de carácter lo que sencillamente es una carencia de nivel. Ahora, Ramos, el capitán en el campo, deja claro que están dolidos y que nadie dude de su voluntad. Ha cogido el toro por los cuernos para hablar en nombre de la plantilla. Sudan la camiseta al máximo. Otra cosa esque las cosas no salgan bien.
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