Mourinho ha conseguido poner al Real Madrid en forma en el mes de febrero y ahora disfruta de un trabajo que ha tardado cuatro meses en cuajar por culpa de las lesiones y del desgaste de la campaña anterior, rematada con el maratón de la Eurocopa. Higuaín, Marcelo, Pepe y Di María han sido bajas que el equipo acusó en demasía. La defensa, la velocidad en el centro del campo y el ataque se vieron afectados por la ausencia de futbolistas que aportan gol (Gonzalo), profundidad ofensiva (Ángel), genialidad (Marcelo) y seguridad (Pepe).El resto del conjunto sufrió también el cansancio físico y psíquico de la temporada anterior, con una Liga triunfal y la eliminación en las semifinales de la Champions. Máximos esfuerzos hasta el final, coronados con el éxito de España (y de Portugal) en la Euro 2012. El precio ha sido caro. En el presente curso todos lo hombres de Mourinho, excepto el dios Cristiano, han sufrido para adquirir el ritmo máximo de competición.
El Madrid pagó inicialmente el problema con el empate del Valencia en el Bernabéu y la derrota de Getafe nada más comenzar la Liga. Luego vinieron los fiascos del Sánchez Pizjuán y el Villamarín. Y el entrenador tuvo claro que los objetivos serían la Liga de Campeones y la Copa del Rey.
En diciembre tenía todo planificado para encontrar la plenitud física en febrero, en el enfrentamiento con el Manchester United. Sabía que coincidiría en fechas con las semifinales de la Copa, que eran su otra meta. Y superó las dos, venciendo al United y al Barcelona. Ahora, el plantel está de “diez” físicamente.
Modric vive por fin el esplendor en la hierba después de medio año de dudas. Higuaín ha adquirido la mejor forma tras un mes de duro trabajo. Benzema comienza a sentir similares sensaciones. Marcelo se va a subir al carro con dos semanas más de entrenamientos. Morata está que se sale. Callejón siempre se encuentra bien. Albiol y Carvalho se sienten a punto. Toda la plantilla ha alcanzado o está a punto de alcanzar el estado ideal. El Real Madrid se siente de “diez”. Se nota en los resultados. Siete victorias consecutivas. La incógnita es si será suficiente para ganar la Décima y la Copa del Rey. Dependerá de la respuesta del Galatasaray, primero, y del rendimiento de los grandes clásicos del fútbol europeo, después. Y por supuesto, de la contestación del Atlético en la final del Bernabéu.
La moral del Real Madrid es tal que el equipo no olvida la Liga. Higuaín lo recordó tras anotar dos goles frente al Mallorca. Porque el Madrid no la tira. Depende del Barcelona. Este sentimiento de la plantilla blanca es reflejo de su confianza. Por vez primera en la temporada está seguro de sí mismo. Luego, el balón pondrá las calificaciones.
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