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Las mentiras de Emery: el Real Madrid fue el gran perjudicado por el árbitro ante el PSG

Las mentiras de Emery: el Real Madrid fue el gran perjudicado por el árbitro ante el PSG
03/08/2017. Cartel con el que el PSG ha dado la bienvenida a Neymar.
Tomás González-Martín el

Lo dijo Rabiot al final del desastre del París Saint Germain en Madrid. Y lo cantó Alejandro Sanz.: “No es lo mismo”. “No es lo mismo ganar en la Liga francesa que en la Champions”. En efecto, el PSG de las goleadas en su triste campeonato nacional, solo alegrado por las brillanteces de Neymar, Cavani y Mbappé frente a una pléyade de malos rivales, se quedó en nada cuando llegó la hora de la verdad. El Real Madrid le dijo a Emery y al club francés lo que es la Copa de Europa. Les dieron una lección de fútbol y sobre todo de sabiduría y saber estar, de aguantar y de saber hacer (savoir faire) cuando hay que hacerlo.

Salió Emery tras el partido a intentar cubrir a sus hombres, a tapar especialmente sus vergüenzas como entrenador, y culpó del 3-1 al colegiado Gianluca Rocchi.  No hay cosa más injusta que culpar a los demás de tus errores y de la virtudes del rival. Porque el PSG, que jugó bien, con Neymar en plan estrella, no supo culminar las jugadas del brasileño. Porque Emery, que lo hizo todo muy mal, no dio ni un minuto a Di María en el césped de “su” Bernabéu, cuando es el jugador más en forma del equipo galo, junto  Neymar. Porque Lo Celso jugó muy mal, le vino muy grande esta competición, como a otros hombres del conjunto parisino,  y cometió un penalti que debió costarle la segunda amonestación y la expulsión antes del descanso. Y el árbitro no le echó. Y porque hay que reconocer las características del adversario: Marcelo, Kroos, Isco, Asensio, Ramos y Cristiano estuvieron enormes en el partido. Y Ronaldo, tantas veces marcado en la cabeza de Emery, anotó dos goles. Algo estuvo mal en el PSG, querido Unai. Empezando por tu alineación y por la debilidad, cualitativa y mental, de algunos de tus futbolistas.

Emery afirma que el árbitro les perjudicó sobre todo en el penalti que supuso el empate a un gol en el minuto 45. Dice que no es suficiente falta para señalar penalti, en un lado del área ¡Qué burda desfachatez! Es un penalti de campeonato, de un jugador, Lo Celso, superado. El defensa agarra ¡Con las dos manos! el cuello de Kroos, que penetraba solo hacia la portería de Areola tras hacer un regate de libro al negado defensor del PSG. ¿Cómo que no era una jugada clara de gol? Era clarísima jugada de gol. Y el alemán, un centrocampista de enorme clase pero lento, destrozó y ridiculizó a Lo Celso con una finta de Champions. Por eso hizo en penalti, porque sabía que le habían destrozado con un regate en el momento fundamental, dentro del área. Penalti de libro.

Lo Celso estaba tan nervioso que ya había cometido antes otra falta de tarjeta. Estaba amonestado antes de la pena máxima. Y tras un penalti tan evidente, el colegiado italiano quiso salvar al PSG y no le mostró la segunda cartulina amarilla, que era d Reglamento, porque el agarrón con las dos manos era un acción punible, sin querer disputar el balón, hecho clave, y no le despidió del partido.

El colegiado ayudó ostensiblemente al París Saint Germain. Le permitió jugar con hombre hombres nada menos que todo un segundo tiempo. Y dice Emery que les perjudicó. ¿Saben ustedes lo que es jugar con diez todo un segundo tiempo en Champions? Quizá habría sido mejor para el PSG, porque habría despertado de su letargo, pues con el 0-1 y con el 1-1 creyó que todo estaba controlado y se durmió en los laureles de un resultado muy bueno, que se convirtió en nefasto en los minutos de oro del Real Madrid, con dos goles que noquearon a un equipo francés demasiado confiado.

El Real Madrid le enseñó al París Saint Germain lo que es la Copa de Europa. Un 1-1 es bueno si sabes marcar el 1-2, pero confiarse con ese marcador es de inocentes, sobre todo si te enfrenas al rey de la copa de Europa, capaz de hacerte dos goles en tres minutos. El Real le enseñó al PSG lo que es ser un grande. Di María, que ganó la Champions con el Madrid en Lisboa, lo sabe. En el minuto 93, gol de Ramos, y luego, 4-1. Eso se repitió el miércoles en el Bernabéu.

Por todo esto, Neymar querría jugar en el otro equipo. Estaba en el bando equivocado. Y también lo sabe. Como sabe Di María que se equivocó a lo grande al marcharse del Real Madrid en agosto de 2014. Ahora, estaría en el bando blanco. Y le diría a Neymar que se viniera para el Real Madrid. Bueno, de hecho, los dos se lo están diciendo recíprocamente: ¿Nos vamos al Real Madrid en julio? Al jefe se le escapan las ovejas, porque son lobos que quieren morder la oreja de la orejona. Y con el Real Madrid la morderán. Como Nadal muerde sus trofeos de París.

 

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