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Cristiano no puede jugar por culpa de un árbitro impresentable, De Burgos Bengoetxea

Cristiano no puede jugar por culpa de un árbitro impresentable, De Burgos Bengoetxea
GRA305. MADRID. 23/08/2017.- Los jugadores del Real Madrid (i-d), el alemán Toni Kroos, el portugués Cristiano Ronaldo y el francés Karim Benzema, tras vencer a la Fiorentina por 2-1 en el partido del Trofeo Bernabéu que Real Madrid y Fiorentina jugaron esta noche en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. EFE/Mariscal
Tomás González-Martín el

El Real Madrid echa de menos al mejor futbolista del mundo, sí. Zidane lo afirma sin tapujos. Para eso es el mejor jugador del mundo. Un referente de nuestra Liga liquidado por unos árbitros y unos comités indignantes, que reducen el valor de nuestro campeonato a una partida corrupta de barrio. El mejor jugador del planeta lo tenemos en España y siempre hace falta, para el torneo y para su equipo. El campeón vigente ha perdido cuatro puntos en la Liga porque, además de sus errores, no puede contar con su artillero histórico, Ronaldo, por culpa de un árbitro nefasto, De Burgos Bengoetxea, la mano ejecutora de su incompetente jefe, Sánchez Arminio.

Un colegiado que, en el partido de ida de la Supercopa de España (1-3), concedió al Barcelona un penalti imposible, el que Suárez se inventó volando ante Keylor. Era tarjeta amarilla al teatral uruguayo y el árbitro señaló y regaló el 1-1 al Barcelona. Acto seguido, con una parcialidad tan paleta como impresionante, anuló un golazo a Cristiano que debió significar el 1-2, por un fuera de juego que también se inventó, siempre tan parcial a favor del Barcelona. A pesar de todo, Ronaldo anotó el 1-2 en otro trallazo incólume. Y Asensio firmó el 1-3 con un disparo descomunal.

Pero De Burgos Bengoetxea quería perjudicar todavía más al Real Madrid, y a largo plazo. No en vano Sánchez Arminio manifestó en su día a los colegiados en Santander que el Real Madrid no cae bien al estamento arbiral. Y De Burgos, la voz de su amo, el correveydile del pito, señaló un forcejeo de Cristiano con Umtiti en el área como una piscina. Le mostró una segunda cartulina amarilla que supuso su expulsión. Ronaldo le tocó el brazo. Y ese leve empujón, reconocido por el árbitro, significó nada menos que cinco partidos de suspensión. Impresionante la parcialidad de los colegiados y de los comités, unidos en comandita en su antimadridismo latente, explicado, dicho, expuesto, declarado. Y no tienen la vergüenza de dimitir todos.

Cristiano no puede jugar además por culpa de esos comités caducos, trasnochados y chupópteros, que diría el incombustible José María García. Unos comités que se protegen unos a otros en su incapacidad manifiesta. No juzgan, se cubren, como en las dictaduras, porque todos se tapan para aguantar ahí todo loque puedan, mientras Larrea aguante, porque cuando llegue el cambio todos se irán a casa, ineptos que son.

Esos comités le endosaron los cinco encuentros a Cristiano. Con ese criterio, a Suárez le deberían caer unos cuantos partidos por simular realmente los piscinazos. Y a Sergio Busquets le deberían imponer otros cuantos partidos por decirles a los colegiados de todo sin que haya castigo.

A Cristiano le han sancionado con todos los partidos que deberían meterles a Suárez, a Busquets y a otros jugadores. ¿Por qué? Porque el arbitraje y su jefe son antimadridistas confesos. Y los comités son la segunda mano ejecutora, posterior a la de los señores con pito (silbato). La Liga, Tebas, saben esto de Sánchez Arminio y de los colegiados. Y lo aguantan ¿Tienen que aguantarlo. ¿Por qué? ¿Por qué aguantar la corrupción?

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