Fue una gesta de unos chavales que tutearon a los jugadores consagrados del fútbol español. Unos muchachos que aún no eran profesionales de verdad y que se ganaron a los aficionados de toda España. Unos chicos que lo hicieron tan bonito que llenaron el Bernabéu. Unas promesas que pusieron al primer equipo del Real Madrid en la diana, pues «los mayores» no llenaban el aforo. Unos jóvenes que, sin darse cuenta, picaron en tal manera a sus ídolos que les ayudaron a ganar la Liga y la Copa después de un año complicado.
Aquel Castilla es, para directivos como Luis Miguel Beneyto, que lo vivió junto a Luis de Carlos, «el momento más importante de nuestra gran historia, por encima incluso que las Copas de Europa, por su significado». El 4 de junio se cumplen 40 años de una final que certifica una campaña irrepetible.
El filial tuvo una dura travesía para llegar a la final de aquella Copa. Eliminó al Alcorcón, al Extremadura, al Racing y a cuatro clubes de Primera: Hércules, Real Sociedad, Athletic y el mejor Sporting de la historia. Remontó con dos goles en el Bernabéu a la mejor Real, que pujó por la Liga hasta el fin. El único dato de mal recuerdo del Castilla fue la final.
Sabido, jugador del Real Madrid en la final, exfutbolista del Castilla: «Yo venía del filial y sé lo que les pasó en la final: excesivo respeto. A Pirri y Benito, Miguel Ángel, a todos se les trataba de usted»
Los futbolistas no quieren ni verla. Castañeda, Gallego, Agustín, Juanito Felipe, Balín, Paco, Cidón y Álvarez hablan ante ABC y concuerdan en el veredicto: «Por una vez, preferíamos que el Real Madrid no llegara a la final, que llegara el Atlético, porque le habríamos vencido. No podíamos ganar a compañeros con los que entrenas, a los que respetas, a los que no metes la pierna». Así fue, no la metieron. Cayeron 6-1. El Madrid, rabioso por los elogios a los chavales, «metió la pierna como si fuera la Champions».
Vicente del Bosque, quizá el hombre más querido de España, conquistó aquella Copa. Define con claridad meridiana ante nuestro periódico lo que supuso aquella final: «Fue uno de los momentos más bonitos de la historia del madridismo. Pocos días se pueden equiparar a lo que significó aquella final. Fue un triunfo del club en todos los sentidos, un hito».
El salmantino destaca la ambición de aquellos muchachos: «Los chavales del Castilla esperaban subir al primer equipo y varios de ellos lo hicieron después de esa temporada (Gallego, Agustín, Pineda)».
Leyenda del Real Madrid y de la selección española, analiza con franqueza la importancia que tenía para los jugadores del Real Madrid conquistar aquella Copa, victoria que no dejó de subrayar la proeza de los jóvenes del filial: «Nosotros veníamos de una temporada complicada y ellos habían jugado muy bien en la Copa. Habían eliminado a grandes equipos de Primera y llenaban el Bernabéu, cosa que nosotros no hacíamos. Estábamos picados en el orgullo. Todo ello nos puso en una situación difícil, porque la afición estuvo con ellos a lo largo de la temporada. Por eso, en la final, salimos a por todas».
Agustín Rodríguez ascendió un mes después al Real Madrid. El guardameta del filial desmenuza en nuestro diario la magnitud de lo que hizo ese grupo de muchachos: «Es un hito irrepetible, nunca se vivirá otra final así. Eliminamos al gran Sporting de Quini, Jiménez y Cundi, a la Real Sociedad de Arconada, al Athletic de Dani y Rojo. El golpe moral que le dimos a la Real Sociedad supuso que después perdiera en Liga frente al Sevilla y que el Real Madrid ganara la Liga».
Juan Antonio Felipe, «Juanito el bigotes», el otro Juanito de la final, traumatólogo de prestigio en la actualidad, tuvo la misión de anular a Cunningham en la final. El lateral detalla la relevancia que tuvo aquel descaro de juventud: «Entonces los equipos eran muy clásicos y nosotros fuimos unos jóvenes que aspirábamos a jugar en Primera, poder ser profesionales y vivir de lo que nos gustaba, el fútbol».
El defensa señala la remontada frente al Hércules como el punto de inflexión, un aspecto que comparten Cidón y los hermanos Paco y Balín: «Perdimos por 4-1 en Alicante y nadie pensaba que remontaríamos. Hicimos un partido redondo y marcamos cuatro goles. La victoria en Bilbao por 1-2, donde también realizamos un gran fútbol, nos inyectó la confianza en nosotros».
Juanito Felipe es el culpable de la continuidad de Butragueño en el Real Madrid: «No fui yo, sino mi padre, Juan de Felipe. Éramos amigos de la familia Butragueño y Emilio se probó para entrar en el Real Madrid y no pasó la prueba. Estuvo desafortunado en aquel partido, cosa que solía suceder. Mi padre llamó a Miguel Malbo y le pidió que le hicieran más pruebas, porque era un talento. Menos mal. Se quedó. Y mira».
El otro Juanito, el malagueño, el añorado Juan Gómez, pidió a los castillistas entonces que eliminarán a la Real Sociedad. Cidón recuerda aquellas palabras para la historia, que corroboran Pineda y Agustín: «Juan Gómez nos dijo que si eliminábamos a la Real Sociedad también perderían la Liga a pies del Real Madrid. Y así fue. Fíjate, el Madrid ganó Liga y Copa después de un año de silbidos, soportando la comparación con nosotros, que éramos elogiados por todos».
-Ricardo Álvarez: el gran Juanjo García-
El inolvidable Miguel Malbo, el hombre que lo sabía todo de la cantera madridista, tiene mucha culpa de aquel éxito. Ricardo Álvarez, autor del gol del Castilla en la final, le recuerda bien: «Aquella época fue, la verdad, la mejor de mi vida. Estuve tres años en el Castilla, los mejores de mi carrera. Juanjo García fue el gran entrenador de aquel filial. Hicimos una temporada fabulosa. Eliminamos al Hércules, que era un nuevo gallo en Primera. Remontamos a la Real Sociedad en Madrid, vencimos al Athletic y tuvimos que dar la vuelta de honor en San Mamés, pues cuando nos estábamos cambiando, tras vencer 1-2, llamó un empleado del Athletic al vestuario y nos rogó que saliéramos, porque la afición de Bilbao no se iba de las gradas». Pineda, Agustín, Cidón, Paco, Balín, Castañeda y Juanito, rubrican las palabras de Álvarez con este broche: «La afición de San Mamés es sabia. No sabemos si hoy se repetiría una cosa así».
Madrid, 4/6/1980.- Final de la Copa del Rey de la temporada 1979/80, ganada por el Real Madrid frente a su filial, el Castilla, por 6-1. Las plantillas de los dos equipos posan con el trofeo.
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