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Ter Stegen no conoce lo que es un penalti en la Liga española

Ter Stegen no conoce lo que es un penalti en la Liga española
Victoriano Sánchez Arminio, presidente del Comité Nacional de Árbitros de fútbol
Tomás González-Martín el

Son dos objetivos que no tienen opinión. El  algodón no engaña al pasarlo por la realidad. Lo mancha. El portero del Barcelona, Ter Stegen, no sabe lo que es un penalti en su contra en la Liga española. El campeonato español no ha señalado un penalti contra el Barcelona de los últimos 229 pitados en nuestra Liga, que dice ser la mejor del mundo.

Javier Tebas sabe que no es la mejor Liga del mundo porque el arbitraje español es deplorable, tendencioso y lo que es peor: todos los clubes piensan que está manipulado. Sea o no verdad, lo cierto s que la gran mayoría de equipos y profesionales lo piensan. Es triste confirmarlo cuando lo preguntamos.

Villar y Sánchez Arminio, “Vitorino vino vino”, como le llama un presidente de club modesto, tienen controlado el segmento arbitral para dirigir la competición como ellos quieren. El que protesta se lleva los peores arbitrajes en su contra. Ya lo han pagado muchos clubes que levantaron la boca y hoy permanecen en Segunda. Hay equipos históricos degradados. Bastantes presidentes piden a sus jugadores que no exploten con declaraciones contra el sector arbitral si no quieren verse despedidos por el descenso a Segunda de su equipo. Todos callados, es la orden.

Pero el problema del sector arbitral es real. Lo sabe bien Gerardo González Otero, mano derecha de Ángel Villar en las elecciones a la presidencia de la Federación Española en 1989. Villar las tenía perdidas la noche antes. Gerardo González consiguió los votos necesarios para ganar durante la madrugada previa a la votación. Muchos votos vinieron del fútbol catalán. Villar es presidente gracias a buena parte de ese voto del fútbol catalán. Y estos son datos objetivos, que vivimos al lado de lo que sucedía.

Una realidad que en las elecciones de 2004 fue sideral, determinante en la continuidad de Ángel María Villar hasta 2017. Entonces, Gerardo González se enfrentó a su jefe, Villar, para dar un cambio en la presidencia y acabar con una corrupción que ABC publicó durante años, con papeles que hicieron reconocer sus corrupciones a muchos dirigentes y exarbitros, con viajes pagados para mujeres, hijos, otros familiares y algunas que no eran familia directa, pero sí carnal. González tenía muchos apoyos políticos para acabar con esa corrupción conocida que por fin acabaría con Villar, pero en 2017, trece años más tarde.  pero estamos en 2004. Elecciones presidenciales a la Federación (me da vergüenza decir que Española, porque esa federación no se la mrecía España). Laporta y Gaspart consiguieron el voto catalán para Villar, que ganó unos comicios hace catorce años que también parecían perdidos para él. El agradecimiento de Villar al fútbol catalán es y será eterno.

Sánchez Arminio no quería y realmente no quiere la instauración del VAR, aunque se impondrá y ahora diga que lo admite, por razones obvias. Porque ya no podrá manejar las cosas a su antojo. El VAR evitará muchas injusticias, que no todas, cuidado. Por ejemplo, el VAR no podrá anular el gol de Messi al Alavés, producto de una falta, porque el fuera de juego previo de Alcácer es una jugada anterior, no la misma. Pero el VAR sí podrá conseguir que la pataa en los testículos de Luis Suárez a Duarte en el Camp Nou sea considerada una agresión tan deleznable como su famoso mordisco y le impondrán cuatro partidos de castigo. El uruguayo no debería jugar la Copa ante el Valencia en los dos envites, ni dos jornadas de Liga, pero los va a jugar todos, salvo que vuelva a dar nuevas coces. La permisividad con este futbolista, el delantero más agresivo y violento que hayamos visto en la era moderna, es indignante. Si Suárez militara en un equipo menos grande sería expulsado una docena de veces por temporada, hasta ser traspasado por imposible. Pero como juega en el Barcelona, no pasa nada. Muchos clubes y jugadores rivales hablan anónimamente, pro no se atreven a montar escenas contra el segmento arbitral, porque solo sirve para perjudicar a sus clubes. Ya lo han sufrido.

La permisividad y las ayudas al Barcelona por parte de los árbitro son una verdad que toa la prensa reconoce. Las estadísticas señalan que al Barcelona no le han señalado ninguno de los últimos 229 penaltis castigados en la Liga. El dato estremecedor es que Ter Stegen, portero titular del Barcelona, no sabe lo que es un penalti en España. En Alemania sí los sufría. Será cuestión de una distinta visión de la Justicia.

Ernesto Valverde, un señor del fútbol, como Zinedine Zidane, vive con los pies en el suelo y seguro que hará ensayar a Ter Stegen los penaltis por si alguna vez se los lanzan. En la Champions. Hablar de Valverde en un litigio de Villar y Sánchez Arminio es como comparar sol con la nocturnidad y alevosía. Valverde ha puesto firmes a Piqué y ha dicho Español de Barcelona, no admite marrullerías. Villar y Sánchez Arminio las admiten cada jornada.

Ter Stegen no sabe lo que es un penalti en España. Los últimos 229 penaltis de la Liga han sido señalados a diecinueve clubes, el vigésimo no entra en esa lista. Sintomático. Síntoma de que algo falla. Datos objetivos. Javier Tebas, presidente de la Liga, tiene todavía que aguantar esto. Tebas conocen bien el comentario que hizo Sánchez Arminio al colectivo arbitral: el Real Madrid cae mal a este colectivo. Es otro dato objetivo.

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