La asamblea del Real Madrid habló con claridad el 1 de octubre. Muchos socios mandaron su apoyo a los madridistas residentes en Cataluña, por lo que deben soportar desde hace tantos años. Algunos compromisarios pidieron al club blanco que expusiera oficialmente una postura perenne de negarse a ceder el Bernabéu para finales de Copa en las que acudan aficiones que menosprecien a España. Y la opinión mayoritaria de los seguidores del Madrid puso el dedo en la herida cuando les consultamos: solicitaron al Barcelona que se postule de una vez, o juega en España o se queda fuera de la Liga por no sentirse español.
Los aficionados del equipo madrileño fueron francos en sus manifestaciones ante el atril. No admiten que el Barcelona juegue a dos cartas: quiere el negocio de la Liga, pero afirma no sentirse español y defender la independencia de Cataluña. Que se defina. Una postura que hacían extensiva a Piqué. Es incongruente jugar con España y querer la independencia de España.
Es esa ambigüedad interesada económicamente, porque en la Liga y en la selección española se gana mucho dinero, la que no aceptan los simpatizantes del Real Madrid, ni la mayoría de los españoles. La asamblea del club de la capital de España fue un ejemplo del sentir de la mayoría de la nación.
Ahora, todos los incondicionales madridistas esperan un pronunciamiento de Piqué tras su apoyo al independentismo. Ahora, esos madridistas esperan que el Barcelona se postule de una vez. No tiene sentido cerrar hoy el Camp Nou como protesta y jugar de nuevo el 14 de octubre en la Liga española sin decir donde se está, como si no hubiera sucedido nada.
Para los madridistas, el Barcelona perdió este domingo 1 de octubre una oportunidad de oro para ser congruente de una vez. Si se siente independentista, debería no haber jugado. Vilarrubí ha dimitido de la Junta directiva por ser congruente. Pero el Barcelona, al final, ha jugado para no perder seis puntos y mantener su claro liderazgo en la Liga española. Que la pela es la pela, noi.
En el fondo, el Barcelona ha hecho un paripé, una foto con el estadio vacío para ser foto mundial sin dejar de jugar. Y ha jugado porque Messi y otros futbolistas extranjeros pensarían en irse del Barcelona si pierde seis puntos por cuestiones políticas, pues significaría tirar todo lo ganado por la borda en apoyo de la independencia. Y por ahí no pasan.
Esto ha dejado una marca eterna en el Barcelona. También en la plantilla. El club debe pronunciarse: o en la Liga española o fuera de la Liga española. Y muchos futbolistas, también. Y si tienen valor, decirle a Lopetegui que no juegan con España. A ver cuantas pelotas hay. Que la pela es la pela, noi. Esperamos que por una vez no piensen en la pela y sean coherentes por una vez en su vida. Quizá la única vez.
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