Tomás González-Martín el 17 ago, 2017 Zinedine Zidane, durante el partido frente al Barcelona EFE/Chema Moya Zidane ha puesto al Barcelona en la picota. No para de ganar títulos y de enseñárselos al máximo rival como ejemplo de las cosas bien y mal hechas. Ya saben ustedes para quien va dirigido el bien y quien acumula el mal. Lo dicen hasta en la prensa barcelonesa. El francés cumple lo que promete. Expuso a ABC hace un mes que haría rotaciones desde el primer partido oficial para mantener al equipo fresco en las «finales» que jugará cada cuatro días, incluidas las jornadas ligueras, y lo ha hecho. El francés alineó inicialmente frente al Barcelona un once sin Isco, sin Bale, sin Casemiro y sin Cristiano, sancionado. El luso se encuentra ya a la espera del recurso del Real Madrid al TAD. El mediocampista brasileño entró en el segundo tiempo para frenar la reacción azulgrana. Y lo hizo con su eficacia habitual. Isco y Bale serán titulares en La Coruña. Entraron en el once titular Asensio y Lucas, mientras Kovacic continuaba en esa alineación ideal. Era un equipo muy distinto al que un seguidor pensaría hace quince días. Si al madridismo le dicen hace tres meses que ganaría al Barcelona 2-0 sin Cristiano, Bale, Isco y Casemiro, no se lo crerería. Sucedió este miércoles. Hasta Piqué reconoció que los blancos son superiores. Eso quiere decir que algo pasa en Camp Barça. La titularidad triunfal de Marco Asensio, autor de otro golazo inolvidable en una final, puso en el debate su aspiración a ser titular. Kovaci demostró su capacidad de sacrificio. Y Lucas enseñó que su juego de extremo a la antigua usanza es necesario en un equipo de fútbol tan moderno como el Real Madrid. Ahora, en Riazor, veremos a otro Real Madrid, con Bale y Benzema en punta del 4-4-2, porque hay una verdad indiscutible: el 4-4-2 es indiscutible en los grandes encuentros. Este Madrid de Zidane avanza para ser el mejor de la historia, con permiso de Di Stéfano, Santamaría y Gento. Don Alfredo dirá desde el Olimpo que este Real Madrid ha superado la obra que él inició en 1953, de la mano de Bernabéu, que en 1947 inauguró el teatro de los sueños. Otros temas Comentarios Tomás González-Martín el 17 ago, 2017
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