Quien se crea que Ancelotti es un entrenador blandito, está muy equivocado. Una cosa es que el italiano sea elegante públicamente y otra que no sea duro con los jugadores. Carlo es un técnico muy exigente con el futbolista. La diferencia es que dialoga con él y le explica por qué no juega o por qué le ha sustituido. El nuevo responsable deportivo del Real Madrid es justo con el futbolista. O intenta serlo. Desde el próximo lunes va a reunirse con sus hombres y les expondrá su libro de trabajo. Les pedirá entrega total. Les solicitará implicación con los retos de ser campeones de Liga y de Europa, sin olvidar la Copa del Rey. Y les advertirá que no admitirá carencia de aptitud. El profesional que no lo deje todo en el campo será sustituido y tendrá difícil volver al once si su relevo lo hace mejor.
Cuidado con el italiano. Lo explica todo, te razona, pero no te pasa ni una. Pide disciplina máxima, tanto dentro del campo como fuera. Quiere que los jugadores sean éticos unos con otros. Buen compañerismo. Reconocer que otro lo hace mejor y que uno debe progresar para ser titular o tener tu oportunidad. Por eso habla tanto con su plantilla, para argumentar sus decisiones y dejar claro lo que un futbolista debe hacer para entrar en la alineación. Junto a Paul Clement mantendrá charlas periódicas con todos sus pupilos con el fin de exponerles lo que desea de ellos y las causas por las que un hombre no juega. No quiere a nadie derrotado, decepcionado. Que nadie se necierre en su mundo. No. Le inicita a hablar y le alecciona para que reaccione y quite el puesto al otro.
Su Real Madrid va a rendir a tope desde la primera jornada, el 17 de agosto. No es un tópico. Aborda cada partido como una final. Opina que no pueden dejarse puntos por el camino sin lucharlos al cien por cien. Hay que pelearlos todos hasta el fin. Poque piensa que con esta plantilla no se pueden perder muchos puntos. Hay demasiada calidad para permitir derrotas o empates. Si un futbolista no rinde, lo cambiará al instante. Habrá muchas rotaciones con Carletto. Cuenta con jugadores de alto nivel para inyectar savia nueva, fresca, en todo momento. Nadie tiene el puesto asegurado. Ni Casillas ni nadie. Hay que ganárselo en los entrenamientos.
Cuidado con Ancelotti. Es muy exigente y todos los futbolistas hablan bien de él porque les cuenta las razones de su titularidad o de su suplencia. Saben lo que tienen que hacer para jugar o tener minutos. Es la diferencia con otros muchos preparadores, cuyo silencio deja al futbolista desorientado. Con el italiano, todo el mundo conocerá siempre lo que tiene que conseguir para estar en el campo.
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