«TodavÃa la zona fortificadÃsima del Canal discurre sus dÃas un tanto alejada de los combates. ¿Llegarán el Japón o los submarinos alemanes algún dÃa a perturbar su paz y tranquilidad?». Con este interrogante concluÃa uno de los concienzudos análisis que ABC realizó sobre la II Guerra Mundial tras la entrada de EE.UU. en el conflicto el 8 de diciembre de 1941, el dÃa después del ataque a Pearl Harbour.
Obviamente, el Canal de Panamá jugó un papel fundamental para EE.UU., paÃs que administraba y defendÃa militarmente este paso estratégico que unÃa los dos océanos, escenarios ya de una guerra naval total con submarinos alemanes incluso llegando al mismÃsimo Caribe.
La Zona del Canal de Panamá comprendÃa adicionalmente «cinco millas a cada lado además, con las aguas de los dos océanos adyacentes a la faja terrestre mencionada, hasta una distancia de tres millas». Todo ello en virtud del acuerdo firmado (ver Tratado Hay-Bunau-Varilla) en 1903 entre el recién independizado Panamá (de Colombia) y el Gobierno estadounidense de Theodore Roosevelt.
Con la entrada en guerra de EE.UU. su uso comercial se suspendió. Panamá llegó incluso a declarar la guerra a Japón un dÃa antes que EE.UU., el mismo dÃa del ataque de Pearl Harbour. AsÃ, el Canal serÃa empleado durante el conflicto para el tránsito de buques de la US Navy y transporte militar o mercancÃas destinadas a la guerra de guerrillas que se avecinaba en la maraña de islas del PacÃfico.
La Segunda Guerra Mundial fue también aprovechada por EE.UU. para afianzar su posicionamiento militar en este paÃs latinoamericano que fue base de entrenamiento para guerras futuras como la de Vietnam, dado su clima y selvas. El 12 de mayo de 1942 los Gobiernos de Panamá y EE.UU. firmaban un acuerdo para establecer 134 instalaciones militares para defender el Canal.
Tanto alemanes como nipones planearon ataques al Canal, pero nunca se llevaron a cabo. Los primeros bajo el nombre de «Operación PelÃcano», un plan desestimado finalmente a finales de 1943 y que contemplaba el bombardeo de sus esclusas por parte de los «Stukas» que despegarÃan de una isla cercana a Colombia; los segundos trazaron un plan que preveÃa también el uso de un submarinos para atacarlo a mediados de 1945, fecha para la cual Japón ya estaba más preocupada de defender su territorio.
CAMINO REAL DE CARLOS V
Durante estos dÃas mucho se ha hablado del Canal de Panamá y unas obras de ampliación, en las que participa la empresa española Sacyr y cuyo sobrecoste ha generado un conflicto diplomático que ha llevado hasta el paÃs centroamericano a la ministra de Fomento, Ana Pastor.
Pero, ¿cómo es exactamente el terreno en el que se ubica el Canal y cuáles son sus orÃgenes? Hace unos meses, este periodista viajó con la Ruta BBVA hasta esta descomunal escalera de agua. Sus raÃces se remontan a 1513, cuando Vasco Núñez de Balboa descubrió el océano PacÃfico. Una obsesión sacudió al hombre de aquellas tierras: transportar mercancÃas y personas de norte a sur y de sur a norte del istmo.
Para ello, las iniciativas fueron diversas: primero, un Camino Real de Carlos V en el siglo XVI; con el tiempo otras rutas terrestres; después la llegada del ferrocarril en 1850 y, finalmente, la unión de las dos inmensidades transocéanicas a través de los cauces fluviales del rÃo Chagres que atraviesa el paÃs centroamericano.
La piedra angular del canal son las esclusas, utilizadas para vencer los desniveles del agua y que los barcos puedan utilizar el canal. Asà es como funcionan: «una escalera de agua; sacamos provecho al agua que sigue su curso natural hacia el mar. Como toda agua fluvial su destino es el mar», explica Orlando Acosta, especialista ambiental de la Autoridad del Canal.
Lo que primero llama la atención de la esclusa de Miraflores son las aguas turbias y después, la inmensa maraña vegetal que le rodea, lo que ya entonces dificultó su construcción: «Los franceses tuvieron que cesar en su proyecto, entre otras razones, por la hostilidad de la selva tropical, la malaria y los problemas de acceso para suministrar máquinas, alimentos, medicinas…Si un trabajador se hacÃa un corte, por ejemplo, era imposible cicatrizar la herida con la humedad», detalla Acosta.
Las obras francesas fracasaron porque su promotor, Ferdinand de Lesseps, confió erróneamente en la experiencia del Canal de Suez, imposible de trasladar a las tierras húmedas y arcillosas de Panamá.
Después les llegó el turno a los estadounidenses. Empeño principal del presidente Theodore Roosevelt, las ingentes obras del Canal de Panamá concluyeron en 1914, aunque se inauguró formalmente tras la I Guerra Mundial, en 1920. EE.UU. tomarÃa el control de este paso clave hasta 1977, cuando el Gobierno de Jimmy Carter cedió el control a Panamá, algo que se hizo efectivo a partir del 31 de diciembre de 1999.
2.600 buques al año en tránsito, una carga máxima de entre 4.000 y 5.000 contenedores, un pago de 300.000 dólares por tránsito de barco, 1.040 millones de dólares de impacto en la economÃa panameña, ocho horas de navegación y 78 kilómetros de longitud son algunas cifras que arroja esta maravilla hidráulica. Las obras de ampliación actuales persiguen facilitar el tránsito de buques mayores con capacidad hasta 15.000 contenedores. Eso, siempre y cuando el proyecto llegue a buen puerto.
¿Y hoy? ¿Qué importancia militar/geoestratégica tiene el Canal de Panamá y las obras de ampliación? Es obvio que con el giro  de EE.UU. hacia el escenario Asia-PacÃfico (China, Coreas, Japón, India…) el desafÃo de redimensionamiento del Canal, que lidera la empresa española Sacyr, tiene mayor interés si cabe para Washington, al que no le sentó nada bien que no fuera una empresa estadounidense la elegida para el proyecto, como revelaron los cables de Wikileaks.
Sobre todo, en un momento en el que China (primera potencia mundial en el intercambio de mercancÃas) busca sus propias alternativas con un canal en Nicaragua (interoceánico) u Honduras (enlace ferroviario de costa a costa) que pudiera además afianzar su posicionamiento en América.
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