Os dejo por aquí la crónica que escribí el pasado lunes en la edición de papel sobre nuestra visita de aproximadamente una hora y media al aeropuerto de Bangui, donde se encontraban los militares españoles en la misión europea Eufor RCA. El objetivo: evitar otro genocidio en África.
Nada más aterrizar, desde la azotea del aeropuerto internacional M’poko de Bangui, con un detallado mapa de la ciudad y a escasos 500 metros de un improvisado campo de refugiados, la primera lección nos la ofrece el comandante Esteban: «La situación es impredecible y cambiante. Ese campo que ven al lado alberga a 44.000 personas que vienen a pernoctar aquí. La mayoría proceden del centro de la capital, creen que aquí tendrán mayor seguridad. En toda República Centroafricana hay 155.000 desplazados en 44 campos».
El lugar al que se refiere es una suerte de concatenación de chabolas, en medio de un lodazal, donde a la endémica amenaza de la malaria, los treinta y largos grados centígrados y los habituales 70-80 por ciento de humedad hay que sumar el pavor con el que vive la población centroafricana desde marzo de 2013 cuando se iniciaron los enfrentamientos entre los grupos «Selekas» -de origen musulmán, minoritario en el país pero con mayor estatus socioeconómico- y las milicias cristianas de autodefensa «anti balakas». Primero atacaron los unos; luego, con machetes, se vengaron los otros.
Estamos en Bangui, escenario de la nueva misión militar de la UE (Eufor RCA), en la cual España participa con 94 efectivos: 50 del GOE «Maderal Oleaga» XIX del Mando de Operaciones Especiales, 25 del Grupo de Acción Rápida de la Guardia Civil (fuerza de élite benemérita) y el resto destinado en los cuarteles de una misión europea cuya capacidad operativa final fue declarada ayer por el general francés Phillipe Pontiès.
Precisamente para transmitir todo su apoyo a las tropas españolas -y primordialmente el «abrazo y recuerdo especial de Su Majestad el Rey»-, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, se trasladó el domingo hasta la capital centroafricana donde comprobó de primera mano la frágil situación por la que atraviesa un país «fallido», que corre el riesgo de sumirse en un genocidio interétnico que nos retrotrae a las guerras africanas de los años 90. Una guerra que tendría dimensiones desestabilizadoras y desplazamientos de población hasta en seis países africanos.
Tras llegar al campamento provisional el 29 de mayo, los militares españoles han comenzado ya a realizar sus primeras misiones en los alrededores del aeropuerto. Por primera vez, España lidera el mando de operaciones especiales en una misión internacional y eso conlleva ciertas misiones «quirúrgicas» que nos expone el comandante Nacarino: ejecutar misiones de acción directa, proporcionar información de inteligencia, asistencia militar, escolta de personal VIP, recuperación de personal, rescate de rehenes, desarme de las partes implicadas en el conflicto si se nos encomendase y unidad de acción rápida en el área de responsabilidad. A partir del 15 de septiembre podrían comenzar a adiestrar tropas africanas.
El objetivo es contribuir a crear un entorno de seguridad en Bangui para transferir en el plazo de seis meses dicha responsabilidad a una misión africana de la ONU. Eufor RCA cuenta por el momento con unos 600 efectivos (la estimación inicial era de 800 deseables), un mandato inicial de medio año y un coste de 25,9 millones de euros a repartir entre los países partícipes, con Francia a la cabeza, país que además cuenta con su propia misión «Sangaris» extendida por todo el país con 2.000 efectivos adicionales.
Las tropas españolas ya han comenzado sus primeras misiones en los distritos 3º y 5º, los principales focos de conflicto entre «Selekas» y «anti balakas» separados por una «tierra de nadie» donde los enfrentamientos son constantes. «La imparcialidad es clave para nosotros, hemos de ser vistos por ambas comunidades como fuerzas neutras», explica el comandante Nacarino, quien detalla como una de sus primeras acciones ha sido empatizar con las autoridades locales, conocer la situación de primera mano y, por qué no, hacer gala de la «diplomacia del fútbol» asistiendo a un partido entre equipos locales «para crear confianza».
Estamos a 4.588 kilómetros de España y el ministro Morenés -que también visitó ayer el destacamento aéreo de apoyo a la misión francesa «Sangaris» en Libreville (Gabón)– quiso subrayar que «no es sencilla la labor que estamos haciendo en Bangui»; además destacó la importancia que África tiene para las relaciones exteriores y la seguridad de España: «La inestabilidad de África es intolerable para nosotros».
«Os debéis sentir especialmente orgullosos de la relevancia que estáis dando a nuestro país fuera de nuestras fronteras y todo ello con un espíritu envidiable de entrega y positivismo», cerró su discurso el ministro.
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