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Blogs La polvera por Teresa de la Cierva

TriPollar nos acerca la radiofrecuencia a casa

Teresa de la Cierva el

Soy una adicta a la radiofrecuencia. La realidad es que todavía estoy en lo que podríamos llamar  proceso de “enganche”. Pero como me conozco, sospecho que un día no muy lejano tendré que levantarme en una sesión de grupo y reconocer públicamente mi adicción a este tipo de tratamiento.
Por eso me adelanto y hago hoy esta primera confesión, en un foro  “privado”, para ir preparándome el terreno… 

Como sucede con todas las adicciones, una se engancha porque proporciona grandes placeres, que en este caso, no son precisamente sensoriales. La radiofrecuencia produce una sensación de quemazón bastante molesta y, para colmo, sus resultados no son en absoluto inmediatos (se aprecian a partir de los 3 meses). Lo que me envicia es lo que sé que puedo esperar de ella.

Está demostrado que el calor interno que genera estimula las fibras de colágeno y, por tanto, engrosa la piel un 30 y 40%. Esto hace que la piel se refuerce y se mantenga firme durante más tiempo que si no le damos un “recalentón” de vez en cuando. 

En el caso del cuerpo, además reduce la grasa localizada. El calor intenso licua las células de grasa y esto hace que disminuyan su tamaño. No significa que las elimine, como hacen otros sistemas, pero al rebajar su tamaño, es como si los michelines se “prensaran”.

Y ahora viene lo mejor: ya no tengo que pedir hora en un centro de belleza, donde las máquinas están tan solicitadas que la cita hay que reservarla con semanas de antelación.
Pollogen, una empresa israelí de aparatos profesionales, ha adaptado su tecnología profesional a dos aparatos de uso doméstico, uno para el cuerpo y otro para la cara.

  

¿Cómo funciona? Como en los institutos.
– Te vas pasando el aparato (sin cables y del tamaño de una afeitadora eléctrica) con movimientos circulares por una zona de la cara o cuerpo que quieras tratar.
– La piel que se irá calentando desde el interior hacia el exterior. Y cuando se alcanza la temperatura interna idónea, el cabezal avisa con una luz. Para que la sesión sea efectiva hay que repetir el proceso tres veces en cada zona.
– Los tiempos de tratamiento oscilan entre 10 y 20 minutos, dependiendo del área tratada.
– Durante los primeros dos meses, las sesiones tienen que ser muy frecuentes (2-3 veces por semana) para “despertar” el colágeno dormido.  Luego se pueden ir espaciando y simplemente hacer dosis de “recuerdo” mensuales, incluso trimestrales

 

 

Los pros que tiene este sistema son la comodidad de poder hacértelo en casa y el precio, mucho más asequible.
Los contras, evidentemente las sesiones más “light” que en los de los centros de belleza y cuesta encontrar el momento para ponerse con ello.

Yo de momento, estoy enganchada. Ya veremos si termino recurriendo a una terapia o si esta maquinita acaba, como tantas, en un cajón de mi cuarto del baño!!!

TriPollar Stop para facial cuesta 295 € y TriPollar Pose corporal, 395 €  en www.stop-edad.com

PD: La radiofrecuencia Tripollar ha sido clínicamente probada y avalada por varios estudios en publicaciones médicas especializadas

 

 

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