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Blogs La polvera por Teresa de la Cierva

El mejor destino para escapar del frío y la lluvia

El hotel Ritz-Carlton Abama es un refugio de lujo a tres horas de avión

El mejor destino para escapar del frío y la lluvia
Teresa de la Cierva el

Cuando empieza el frío en la península, ya empiezo a soñar con coger un avión e irme a alguna de las islas Canarias, a calentarme, y secarme. Y es que soy como muchas plantas, que necesito el sol para florecer, y el agua (pero la del mar) para revivir.

Y para una escapada de fin de semana en pleno invierno, no hay nada como nuestras islas, donde tenemos el sol asegurado, a 3 horas de avión.

Yo he tenido la suerte de estar invitada dos veces recientemente, y ambas, en hoteles increíbles, de 5 estrellas lujo.

Hoy os cuento mi plan en uno de ellos, el hotel The Ritz-Carlton Abama, en Tenerife Sur, donde encima estuve acompañada de mi amiga Rocio Sacristan, su “hada madrina” (o encargada de prensa). No se puede pedir más.

Para empezar, es un hotel del que no te apetece salir. De hecho, no lo hicimos. Y es que está ubicado en una finca de más de 160 hectáreas, con playa “privada” (aunque no pueden serlo, el único acceso a ella es desde el hotel, así que como si lo fuera), siete piscinas, campo de golf de 18 hoyossiete pistas de tenis y dos de pádel, 10 restaurantes, y un spa de 2.500 m2.

 

 

Las habitaciones son todas una maravilla, como buen Ritz-Carlton que es, y según el bolsillo de cada uno, o el numero de personas, se puede reservar desde una “Ciudadela” (el cuarto más sencillo)  hasta una de sus “Villas Tagor”, que están reservadas solo para adultos, alejadas del centro neurálgico del hotel y con terraza privada. El “Club Level” tiene 19 habitaciones dobles y 2 suites en el piso más alto, y un servicio más personalizado etcétera.

 

(Imperial Suite)

 

¿Cómo llenar ahí el día? A mi me faltaron horas…

AL DESPERTAR, despayunar”.

¿Qué es despayunar? Unir dos de los grandes placeres de la vida: un desayuno estupendo y un buen rato en un SPA.

La idea es tomarse solo un zumo o un café en el balcón o jardin de la habitación, disfrutando de la paz y las vistas, y después disfrutar de circuito de aguas del spa durante 20-30 minutos, para activar los sistemas linfático y sanguíneo, equilibrar el sistema inmunitario, y poner en marcha el metabolismo.  Y a continuación, disfrutar de alguno de los masajes de su enorme oferta. ¿Mi top? El Ritual Tradicional Abama, un masaje relajante que combina muchos ingredientes autóctonos de la isla, y que deja la piel muy hidratada.

 

(Zona de aguas del SPA)

 

Al terminar, llega el momento de darse un homenaje gastro con un súper desayuno en El Mirador, con vistas al Atlántico y a la isla de La Gomera. Su opción saludable merece la pena, porque incluye todo tipo de zumos, batidos, leches vegetales, yogures y hasta aguas de sabores, enriquecidos con los  “superalimentos” que están tan de moda (semillas, bayas..).

 

A MEDIA MAÑANA, playa

Lo más espectacular de este hotel es la ubicación de su playa, a la que se baja por un funicular (aunque si estás en forma puede hacerlo a pie), porque la finca está en lo alto de un acantilado.

 

 

A MEDIODIA,  “light lunch”

En estos hoteles plagados de extranjeros, todo se pide en inglés, ya sabéis. Y se puede desde tomar algo ligero en el chiringuito playero hasta hacerlo desde la tumbona de la piscina, o sentarse en alguno de los 8 restaurantes del resort que no tienen estrella Michelin (esos dos  es mejor reservarlos para la noche).

 

 

POR LA TARDE, un poco de ejercicio

Mi plan fue pasear por el resort, diseñado por Melvin Villarroel a semejanza de una ciudadela árabe, y que es un paraíso tropical con ¡90.000! ejemplares de árboles, palmeras y arbustos, de 300 especies diferentes. Pero la oferta de actividades es enorme: golf, tenis, padel, gimnasia, natación, yoga…

 

(Jardin Persa)

POR LA NOCHE, contemplar las estrellas

O comer en ellas. Porque puedes cenar un día en Kabuki o M.B (de Martin Berasategui), con una y dos estrellas Michelin respectivamente , y al día siguiente, pedir un picnic privado en la playa, con platos del restaurante estrellado que no hayas probado la noche anterior (hay Picnic M.B** y Picnic Abama Kabuki*).  Este súper plan empieza con una copa y un aperitivo viendo la puesta de sol. y sigue con la cena observando las estrellas, con las indicaciones de un guía experto, que te enseña los principios básicos de la astronomía, las constelaciones y cómo se mueve el cielo. Y es que, por si no lo sabéis, el cielo de Tenerife está avalado por la Fundación Starlight como uno de los “cielos de la mejor calidad para observar las estrellas”.

 

(Kabuki Abama)

 

 

¿Entendéis ahora por qué no me moví del hotel en todo el día?

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