La primera vez que escuché a hablar de la Astaxantina fue en la presentación de las chocolatinas antioxidantes Esthechoc, de las que ya os hablé en un post de La Polvera, y sobre las que escribí que, si se comían de forma constante, eran (y son) capaces de frenar la oxidación celular y la formación de radicales libres. Entonces os dije que solo funcionaba esta sustancia si se tomaba vía oral, y era una verdad a medias. Porque lo cierto es que si puede funcionar vía tópica, pero es tan difícil de formular (puede pigmentar la piel), que nadie se había aventurado a hacerlo. Hasta ahora.
Pero empecemos por el principio.
¿Qué es la Astaxantina? Es un caroteno (pigmento liposuble coloreado), que procede de una microalga marina (haematococcus pluvialis), que es la base de la alimentación de los pescados, crustáceos y aves que tienen color rosa (salmón, trucha, cangrejo, flamenco, etc.). “Es lo que le dan también a los salmones de piscifactoría para que tengan más color -cuenta como anécdota esta doctora-, y se ha demostrado que es un potentísimo antioxidante, con grandes beneficios para la piel, la vista y el sistema cardiocirculatorio”.
Para que os hagáis una idea, es 10 veces más antioxidante que la vitamina C, 14 veces más potente que la vitamina E y 54 veces más potente que cualquier otro betacaroteno.
La cirujana y médico estético Virtudes Ruíz , Presidenta de la Asociación Murciana de Medicina Estética y Cirugía Cosmética, ha demostrado que, cuando se utiliza diariamente y de forma prolongada en el tiempo, puede prevenir y mejorar las lesiones del fotoenvejecimiento, que son la causa del 80% del envejecimiento en la piel. “Y también se puede disminuir la agresividad de los tumores desarrollados”, asegura. Este descubrimiento, que fue la base de su tesis doctoral, tiene estudios clínicos (anatomopatológicos, inmunohistológicos y estadísicos) y científicos.
Esta doctora estuvo testando la Axtasantina en ratones que no tenían pelo, del mismo tamaño y la misma edad. Se hicieron dos grupos; uno de control que no tomaba Astaxantina y otro de igual número que sí la ingería en una dosis oral diaria de 0,05 mg. Y tres veces a la semana se exponía a ambos grupos a rayos UVA durante 60 minutos. Así durante dos años y medio, que es la vida media de estos animales. “Por eso fue factible el estudio del fotoenvejecimiento de la piel a lo largo de toda su vida”, explica.
¿Resultados? Los ratones del grupo control desarrollaron TODOS las lesiones típicas del fotoenvejecimiento: lentigos (manchas), queratosis, arrugas profundas, vascularización y hasta tumores malignos tipo epidermoide. Sin embargo, los que sí la tomaron tardaron muchísimo más en comenzar a desarrollar lesiones y la mayoría no llegaron a padecer tumores. “A los pocos que sí los desarrollaron, tras muchas más sesiones que los del grupo control, pudimos demostrar inmunohistológicamente que éstos eran menos agresivos y de crecimiento más lento”, indica.
A partir de este descubrimiento, sus pacientes (y por supuesto, ella misma) empezaron a tomar suplementos orales de Astaxantina, en una dosis diaria de 4 mg (dosis equivalente en humanos a la aplicada en ratones), para mantener unos niveles estables y efectivos de este potente antioxidante en la piel. “Y puedo afirmar que después de cuatro meses de tratamiento en pleno verano, con el máximo de radiación solar, las pacientes se manchaban menos o no se manchaban, los lentigos solares y las queratosis no aumentaban ni se oscurecían, la piel la notaba menos seca y mas elástica y las lesiones vasculares (pequeñas venillas) no habían aumentado”, cuenta.
Pero, después de 3 años la Dra. Ruíz ha podido comprobar también, que la mayoría de sus pacientes había abandonando la toma de Astaxantina durante el invierno y, aunque volvían en verano, si ésta no se consume de forma diaria y a largo plazo, no se llegan a obtener los efectos deseados. “Para beneficiarnos al 100% de todo su potencial antioxidante lo importante es la constancia”, advierte.
De ahí que se decidiera a dar un empujón a los perezosos y elaborar una línea cosmética con la concentración activa tópica diaria de Astaxantina que necesita la piel para que sea efectiva y tenga actividad dérmica. “Lo único que no nos da pereza jamás, tanto a mujeres como a hombres, es utilizar cosmética. Además, el suero es un vehículo estupendo para que este caroteno penetre en la piel. La cosmética facilita y completa el aporte de esta sustancia durante todo el año de una forma cómoda y agradable”.
(AXT LIGHTENER SERUM contiene además phytoproteoglycanos, vitamina C, DMAE y Ginkgo Biloba, 49 €).
¿Por qué no lo había hecho antes esta doctora (u otras firmas lo habían incluido en sus formulaciones)? Porque, con aplicaciones continuadas, puede pigmentar la piel (como hace con los animales). Y nadie quiere acabar como un salmonete, ¿verdad?
“Ha sido dificilísimo crear productos que no lo hicieran y la solución ha sido introducirla en un excipiente no graso (la vitamina C), al contrario de como se formula para la vía oral”.
¿La pega? “No es tanto una pega como que a nivel oral, la Astaxantina protege todo el cuerpo, y a nivel tópico solo la zona en la que te lo aplicas”. Por eso conviene combinarlos, y tomar antes, durante y después de verano un suplemento oral en pastillas (Solgar, por ejemplo) o en chocolatinas (Esthechoc), y aplicarse durante el resto del año el suero en todas las zonas expuestas al aire libre, como rostro, manos y cuello, y según en qué momentos del año, el escote.
¿Dónde comprarlo? En la Clínica VirtudEstética (Murcia) y a través de su web.
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