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Béatrice d’ Orléans y su secreto de juventud

Béatrice d’ Orléans y su secreto de juventud
Teresa de la Cierva el

Érase una vez una niña, Béatrice Pasquier de Franclieu, hija del Conde de Franclieu, que se crió en un castillo de Longpra (Francia). Estudió en los mejores colegios, se graduó en Ciencias Políticas en La Sorbona, hizo un máster en la Universidad de Cambridge, y se casó con un príncipe, Miguel de Orleans, hijo del Conde de París y la princesa Isabel de Braganza.

Pero en este cuento, las perdices se dejaron de comer hace unos años – aunque como no está divorciada, Béatrice sigue siendo miembro de la Casa Real de Francia de pleno derecho- y esta princesa no ha hecho más que trabajar toda la vida. “Pero soy una currante feliz”, afirma.

Ha sido periodista para Women,s Wear Daily, fue la primera mujer consejera delegada en España, puesto que desempeño durante 25 años para Christian Dior, lanzó la clínica macrobiótica Sha Wellness Clinic, es fundadora y presidenta de la Asociación Española del Lujo Luxury Spain, conferenciante en algunas universidades, ha publicado 5 libros y está escribiendo el sexto.

 

Y a sus años, fenomenalmente llevados, todavía saca el tiempo y la ilusión para dar a conocer en España Immun’Âge FPP, su último proyecto.  “Se trata de un complemento alimenticio a base de papaya fermentada, que se ha demostrado científicamente que protege de los efectos del envejecimiento, elimina el exceso de radicales libres, refuerza las defensas y regula el sistema inmunológico de una manera impresionante”, asegura.

 

(el producto se vende en varias farmacias y Antiagingshop, un espacio donde solo se encuentran complementos naturales para frenar el envejecimiento)

 

Y no es exageración de la aristócrata. El profesor Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina 2008 por el descubrimiento del virus del VIH, y Premio Príncipe de Asturias, lo utilizó en 1990 en pacientes de sida en África, y quedó tan impresionado con sus propiedades en el sistema inmune, que está probando en Europa su efectividad tanto en enfermedades inmunológicas y degenerativas, como en la lucha contra el envejecimiento.

Este científico, al que la princesa conoció durante una visita al Sha, utiliza la papaya fermentada –que se descubrió en una isla Filipina, donde sus habitantes se alimentaban de este fruto “alterado” por unas levaduras, y no enfermaban- para mejorar la calidad de vida de enfermos de sida, gripe A, Alzheimer y Parkinson. “Se lo recetó Montagnier al Papa Juan Pablo II y lo toman todos los pilotos de la fórmula 1”, cuenta.

 

 

Se trata de unos polvitos sublinguales que se toman durante una semana para un tratamiento de choque (estrés, cambios de estación, alergias), o durante 2 o 3 meses para protegernos de los efectos del medioambiente. “Funciona fenomenal para el jet lag”, asegura la aristócrata. “Un sobre 2 horas antes de salir y otro cuando subes al avión”.

Cuando le pregunto a la princesa si ese es su único secreto para mantenerse tan joven confiesa que sus gurús son Pepa de Angela Navarro, para corte de pelo y tinte;  Carmen Navarro para los tratamientos faciales y corporales; Simon Dray para las infiltraciones (“cuando me veo realmente mal”).

Y es adicta a Cellular Cleansing de La PrairieRadiance DNA de Mesoestetic, y el contorno de ojos de Dior. Para conservar su pelo brillante e hidratado se aplica aceite de oliva media hora antes de lavarlo, y la ducha la termina con agua muy fría. Nunca ha hecho deporte pero anda mucho. “Adoro el Retiro, creo que conozco cada árbol del parque”.

Su producto “chou-chou” (así lo llama) es un vaporizador con algún perfume de Dior o con Shalimar de Guerlain. Y se maquilla con Terracotta de Guerlain, Rouge Noir de Chanel, y “Smoky Eye de Carine Rothfiel! “¿Un secreto confesable? Cuando necesito un respiro me escapo al Sha Wellness Clinic durante 3 días a seguir el programa detox y leer”.

 

 

¿Qué tal se está vendiendo su último libro? Le pregunto. “Muy bien”, contesta orgullosa. “Sobre todo en aeropuertos y estaciones de tren porque no deja de ser una guía”. En “Disfruta de una experiencia de lujo”, de ediciones MR, habla de lugares, momentos, objetos que ha ido descubriendo en sus viajes por el mundo. Desde una iglesia del siglo XIV donde poder escuchar un concierto privado en pareja, hasta la mejor puesta de sol en Escocia, la opción de alojarse en un igloo en Laponia o la dirección de los mejores calcetines de cashemere en Italia.“El lujo es la excelencia de algo, no el dinero”, apunta.

 

 

¿Cómo le gustaría que acabáramos este cuento? “Me basta con que siga como está. Me encanta esta edad en la que te puedes permitir decir y hacer lo que te da la gana”. Eso (y ella) sí que es un lujo!

 

 

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