Significa juerga en gallego. Supongo que el término se popularizaría con la novela de Eduardo Blanco Amor, pero nunca se sabe. Los columnistas gallegos afincados en Madrid hablan mucho de la esmorga.
Se echa de menos. En la última semana he podido vivir un sucedáneo, siempre al amparo de la ley, claro. Galicia, a la que ya solo vuelvo en verano, significa un doble retorno: a la casa de mis padres y a la adolescencia. En la capital el escenario es amplio, lo toco continuamente y no tengo tiempo ninguno para echar la vista atrás. Aquí, en Coruña, muchas cosas siguen congeladas.
Mi primera educación nocturna y sentimental fue en Galicia. Duraba hasta bien entrado el amanecer. Esa manera de salir sin prisa, tan tremenda, realizaba en las noches la misma promesa que se le pide a la juventud: que no se acabe nunca. Yo, que en mi vida he ido a un after, iba a un after cada fin de semana. Pero es que íbamos todos. El Playa Club abría sobre las 4:00; aparecer antes de las 5:00 era de ansioso; hasta las 8:00 te quedabas y era el sol, entrando a través de los cristales, el que te hacía ver que ya era hora de marcharse.
En ese largo periplo alcohólico formábamos parte de la personajada local. De todos los topicazos, uno de los que más compro es el de la excentricidad, el valleinclanismo gallego. Increíbles los héroes del lugar, los pequeños figuras, tan apasionados en sus amores. Y sus odios. En Madrid puedes odiar a una persona y te tiras seis meses sin verla. Desde la distancia se odia mucho mejor.
Luego el romance, que alguno muy urgente remataba en los portales o las rocas de la playa. Se habla mucho en España de la belleza andaluza, de las mujeres de Córdoba; basta ya de folklore. Nada que envidiar.
Quizás haya divinizado la noche, pero es que la salsa de la vida es eso. En un año de drama la diversión es lo de menos. Sí. Pero no puedo evitar echarla en falta. 2019 fue el año más divertido. En 2021, además de cumplir con mis obligaciones, prometo desparramarme.
Y tú, que me lees y que también echas de menos la esmorga. Estamos juntos. No te sientas culpable.
“[…]pois o ollar as cousas que pasan diante dun non é culpa dun”.
Vida