José Manuel Otero Lastres el 23 mar, 2015 El uso que vienen haciendo los ciudadanos de las redes sociales constituye uno de los fenómenos democráticos más llamativos de los últimos tiempos. Como es bien sabido, nuestra vigente Constitución considera la libertad en la expresión de las ideas y en la difusión del pensamiento derechos fundamentales cuyo objetivo es la formación de una opinión pública libre. Cuando se promulgó nuestra Carta Magna, en 1978, se consideraba que la libertad de expresión y los derechos a comunicar o recibir libremente información veraz eran tareas propias de los medios de comunicación, frente a los cuales la ciudadanía adoptaba una actitud meramente pasiva: era una mera destinataria de la información, opinión y debates que preparaban los propios medios. Desde la aparición de las redes sociales las cosas han cambiado sustancialmente: hoy cualquier ciudadano puede expresar libremente su pensamiento haciendo uso de las enormes facilidades que le brindan las redes sociales. No se puede negar que existen reticencias frente a algunos de los contenidos que se divulgan en las redes. Hay quien critica la ligereza y la irrelevancia de una parte de lo que se cuelga en la red. Pero más allá del desigual interés que presentan los distintos contenidos que suben los participantes lo cierto es que todo le mundo tiene una amplia libertad para seleccionar lo que le interese, así como para hacer acto de presencia con sus propuestas en esa ágora virtual en la que circulan todo tipo de pensamientos. Por lo que antecede creo que no exagero si digo que el hombre actual viene dando a las redes un uso que solo cabe calificar como verdaderamente útil. Hoy las redes son una vía para poner a disposición de todos los navegantes todo tipo de ideas, pensamientos y noticias, frente a las que se puede adoptar no solo una posición meramente pasiva, sino que cabe, a su vez, enriquecerlos, compartirlos, o criticarlos. Y todo ello en un clima de máxima libertad. Tanta que hasta cabe enmascararse en el anonimato. Por eso, creo que ya es hora de pronunciarse sin ambages a favor de las redes sociales, ya que gracias a ellas hoy existe una opinión pública más libre, más democrática y más acorde con la dignidad de la persona que la que podía vislumbrarse en 1978. Por tal razón, saludo con todo mi afecto democrático a las redes sociales de las que globalmente solo puede hacerse un juicio favorable en tanto que verdadero motor de conformación de la opinión pública libre. Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 23 mar, 2015