José Manuel Otero Lastres el 21 oct, 2017 Sin que se pueda negar la insoportable pesadez, la tabarra, la lata, la matraca y demás términos sinónimos que viene suponiendo desde hace tiempo el desvarío secesionista catalán, se nos podría acusar de cicateros si no le reconociéramos al “golpe de Estado” de los sediciosos cuando menos dos efectos beneficiosos. El primero es que despertó el patriotismo constitucional de muchos ciudadanos de Cataluña y del resto de España; y el segundo, que convirtió la bandera española en el símbolo de todos los españoles que previeron los Constituyentes en el artículo 4 de la Constitución. Llegados por la contumacia de los sediciosos a los inicios de la aplicación del artículo 155 de la CE, la sola remisión por el Consejo de Ministros de la “hoja de ruta” al Senado ha servido para que se retrataran de inmediato todos los líderes políticos. Los partidos verdaderamente democráticos y constitucionalistas, el PP, el PSOE y Ciudadanos se han decantado, como era de esperar –y no voy a entrar en otras disquisiciones respecto de alguno de ellos- como partidos de gobierno en el marco de un Estado social y democrático de Derecho. Se han puesto del lado de la ley, lo que, como dijo ayer en su magnífico discurso el Presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, no es una opción, sino una obligación. Cabría añadir que lo es para todos los que deseamos vivir en una democracia parlamentaria. Unidos Podemos, partido que se está sirviendo de nuestra democracia para intentar instaurar en España un régimen totalitario como el Chavismo-Madurista, se puso al margen de la Constitución y del lado de los partidarios del “golpe blando”. Así lo hicieron, primero, Echenique, que afirmó “hoy es un día terrible para la democracia” (debe ser para la suya); seguidamente, Pablo Iglesias quien escribió “el bloque monárquico…aleja más a Catalunya de España” (a la Cataluña independentista desde luego, pero a la constitucionalista no); y, por último, Alberto Garzón que dijo la aplicación del artículo 155 “es muy peligroso e imprudentes (lo verdaderamente peligroso para nuestro Estado social y democrático de Derecho sería no aplicarlo). Y en la misma línea rupturista con el Estado social y democrático de Derecho, gracias al cual cobra mensualmente sin tener que seguir con la molesta actividad militante anti-desahucios, Ada Colau declaró que la decisión de Rajoy es un “ataque grave a los derechos y libertades de todos” (será de los de los “golpistas”, desde luego de los que cumplen la Constitución, no). Finalmente, por razones, de solidaridad independentista, Urkullu, que también vive de la Constitución, señaló “la medida es extrema y desproporcionada. Dinamita los puentes. La Generalitat cuenta con nuestro apoyo para buscar un futuro constructivo”. Ya sé que entre los españoles los hay demócratas de verdad y de otras ideologías, incluida la totalitaria y la fascista, pero convendría que tuviéramos en cuenta para el futuro el retrato que nos ha dejado de los líderes políticos la puesta en marcha de la aplicación de un precepto constitucional, el 155, precepto previsto precisamente para “golpes de Estado blandos” contra la propia Constitución. Espero que las cosas estarán ya enderezadas cuando nos convoquen a las nuevas elecciones generales y es posible que entonces haya quienes se las quieran dar de demócratas de toda la vida. Confío en que el pueblo español no caiga en sus tretas engañosas. Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 21 oct, 2017