José Manuel Otero Lastres el 05 ene, 2017 Circula por la red la viñeta que reproduzco seguidamente, cuyo copyright pertenece a Dixon Díaz, que es sumamente reveladora y demuestra, una vez más, cómo a través del humor se ponen de manifiesto verdades que son muy difíciles de expresar de otro modo. La viñeta alude a la doble moral del feminismo progresista, según el cual lo importante no es lo que se dice sino quién lo dice. Y como ya afirmó Antonio Machado en su Juan de Mairena “la verdad es la verdad dígala Agamenón o su porquero”. Lo cual aplicado al presente caso significa que las frases que se ponen en boca del joven “Creo que las mujeres no tienen derechos y que los homosexuales deberían ser ahorcados” son inadmisibles para cualquier persona, sea de la ideología que sea, que respete la dignidad del ser humana. Por eso, es un error, muy propio de los que hacen ostentación de la “superioridad moral de la izquierda” calificar, cuando no existe riesgo alguno, a los que no siguen el credo progresista como hace en la viñeta la joven con su interlocutor: “atrasado, facha, pepero del Opus Dei”. Porque en la prepotente mentalidad de la feminista “progre” esas ideas solo las pueden tener los fachas, los del PP o los del Opus Dei. Pero cambia radicalmente de actitud y hasta pedir perdón cuando el opinante se declara musulmán y dice que esas son sus creencias religiosas. Entonces ante el evidente riesgo que supone enfrentarse con los radicales islamistas, varia de opinión y le ruega al joven que no piense que es “islamófoba”. Pues bien, tan mudable postura es impropio de todo aquel que está a favor de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer y del respeto a las opciones sexuales de cada persona. Es este un claro ejemplo de la distinta vara de medir a la que nos tienen tan acostumbrados los falsos progresistas y que en el presente supuesto ha reflejado excelentemente Dixon Díaz en la viñeta que se acompaña. Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 05 ene, 2017