Maira Álvarez el 01 sep, 2016 Las comilonas, las siestas, el despertarse sin alarmas, las sobremesas infinitas… como cantaban los del Dúo Dinámico, el final del verano llegó. Ni las vacaciones son perfectas, ni el resto del año es horrible. A veces idealizamos demasiado esos fútiles días de asueto, y eso acaba pasando factura. Hay gente que parece querer alargar esos días de agosto y aparece por la oficina con la muñeca llena de pulseritas de hilo, con el pelo trenzado, con camisas hawaianas… eso está totalmente fuera de lugar. Y luego están los que no saben dónde están. Los que parece que en quince días han olvidado la seriedad de su cargo y la manera correcta de vestir. No me canso de insistir en que la vestimenta y el lenguaje corporal dice más de lo que uno se piensa de una persona. Todos conocemos el dicho de No sólo hay que ser honrado, sino parecerlo. En el momento crispado y estancado en el que vivimos, políticamente hablando, los señores diputados deberían cuidar hasta el milímetro su manera de vestir y sus gestos. Todo se puede interpretar, y en estos dos días hemos podido ver de todo, sobre todo una pueril indolencia bronceada, tanto en etiqueta como en formas. Les propongo un ejercicio visual, y es una recopilación de fotos de estas jornadas de investidura en el Congreso de los Diputados. A ver qué les parece. Empecemos con dos enormes faltas de respeto. ¿Les parecerá que está el horno para bollos como para hacer bromitas en plena Cámara? Mal, compañeros del Diari de Tarragona Los trajes color mantequilla, y encima vestido de esta forma…. La siesta me despeina El descanso del guerrero Evidentes diferencias entre las dos bancadas Esto se llama marcarse un Camacho Se vuelve al trabajo EtiquetaLenguaje no verbal Tags aburrimientoComportamientocomunicación no verbalCongreso de los DiputadosEtiquetagestosinvestidura gobiernoinvestidura Rajoysiestasueño Comentarios Maira Álvarez el 01 sep, 2016