Escribir *haber si ganamos constituye un error probablemente más grave que confundir una b con una v, o que sacar una h de la chistera e inventar el barbarismo *exhuberante. Lo es porque indica una terrible desorientación del redactor, que en el mismo acto cambia el verbo ver por el verbo haber y elimina una preposición. Así, muestra que desconoce por completo la estructura de la oración. La fórmula *haber si… demuestra que no entendiste nada en el colegio y resulta casi omnipresente en los mensajes de Whatsapp de nuestros hijos. Una generación de alumnos capaz de comunicarse oralmente, pero no de escribir lo que acaba de ver. Supongo que los historiadores de 2040 grabarán sus crónicas en Youtube. Escribo “acaba de ver” porque el sujeto arranca de generación, un cuantificador que aparece en forma singular aunque haga referencia a un grupo. También se dice “cada ser humano tiene su manera de ser” y no “cada ser humano tenemos nuestra manera de ser”, porque el distributivo cada exige la concordancia en singular y en tercera persona.
No sé si quedan muchos profesores que dominen la concordancia en la etapa de la ESO. En educación sí es cierto que casi cualquier tiempo pasado fue mejor y, cuando aquello de la EGB, a casi todos los niños nos parecía sencilla. Nos la explicaron como la correspondencia de un elemento con otro y nos dijeron que dotaba de congruencia al discurso. A veces, puede ser más complicada: “¿Diremos “el 70% de las personas piensa” o “el 70% de las personas piensan”?. Si pensamos en el porcentaje escribiremos en singular y, si nos centramos en el sustantivo, emplearemos el plural. De modo que las dos formas son correctas. Pero estamos instalados en la sociedad de lo fácil, que dice “*treinta cumpleaños” en lugar de trigésimo sin pensar que, entonces, el tercero será el “*tres aniversario”.
A veces es fácil evitar el cuantificador, hablar de manera menos cursi y resolver el problema sin llegar a entrar en él. Por ejemplo, entre “Una veintena de aves han…” o “Una veintena de aves ha”…podemos escribir sencillamente “Veinte aves han” para que nos entienda todo el mundo.
Más difícil resulta construir frases tan rabiosamente aberrantes como la que acabo de escuchar en la radio: “Ciento sesenta y un persona viene…”. Es lo que se llama una discordancia de autor, pues hace que “ciento sesenta y un” chirríe con “persona” en género y eche chispas con el verbo venir en número.
No resuena tan lejano el tiempo en el que la radio española fue fuente de buen lenguaje. Incluida la deportiva.
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