Acabo de apagar la radio porque la locutora repetía mear con gran desparpajo y fluidez. La chiquilla habla así desde niña y no es capaz de distinguir el ámbito privado del ambón, ni el vocabulario íntimo del público. La educación está cambiando (un eufemismo de que está desapareciendo) y ahora la comunicación es popular y democrática. Cuando niños decíamos hacer pis, que hoy suena cursi. Más crecidos, utilizábamos el muy grueso mear, pero nunca fuera del ámbito de los billares y sólo si no había chicas. Creo que los locutores debemos decir en antena orinar. Miccionar está en el diccionario, pero no en la calle. Hacer aguas menores es sólo un cultismo que no se escucha en el uso real de la conversación.
Una conocida estrategia (lo que los cursis denominan ahora hoja de ruta) relacionada con la micción fue la del presidente argentino Hipólito Yrigoyen, que utilizaba con los reclamantes la táctica de la amansadora: hacía esperar durante horas a los opositores que venían a reclamar y decía a sus ayudas de cámara “que junten orines”. Gentes mayores y sabias de la Extremadura rural aún utilizan la expresión juntar orines, según he podido comprobar yo mismo sobre el terreno.
Ni siquiera quienes antaño vaciaban el orinal por la ventana en Madrid anunciaban meadas. Para advertir a los viandantes utilizaban el eufemismo “¡Agua va!”. Aquello no era agua, pero la gente lo esquivaba igual porque lo sabía. El abuso del eufemismo nos hace parecer pacatos, pero su uso discreto es señal de educación, lo mismo que ceder el paso a las señoras. Lo hacemos en cualquier sitio menos en las escaleras ascendentes, donde razones de exposición anatómica femenina lo desaconsejan severamente. Por supuesto que la ceremonia sólo es una convención, pero la vida también está hecha de algo tan abstracto como la elegancia.
Decir mear por la radio. En la estupenda película española Un franco, 14 pesetas, dos de nuestros emigrantes de 1960 ven en la Suiza alemana un cartel que reza “Lávese las manos”. Javier Gutiérrez dice: “Hay que ver estos suizos, ¿no? Para un cartel que tienen…¿y lo ponen en español?”. Carlos Iglesias le contesta con una sonrisa amarga: “Debemos ser los únicos que no nos lavamos las manos después de orinar”.
@rafaelcerro
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