La utilización polÃtica de las mujeres, de cómo deben o no defender su feminismo, la imposición de una única verdad sobre su vida y su trabajo, está derivando en un histerismo que me parece totalmente contraprudecente para nosotras.
Yo no estoy dispuesta a que nadie me imponga la manera de reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres, y que me tilde de facha, retrógrada o no sé cuantos calificativos más porque no me sumo a la huelga y a la manifestación del próximo dÃa 8, ni firmo manifiestos politizados, que a mà no me representan.
No acepto lecciones de feminismo de nadie, y mucho menos de un hombre. Yo soy la primera defensora de la igualdad de hombres y mujeres, y ahà está mi ejemplo, toda mi vida trabajando, sin que nadie me haya tenido que mantener y batallando contra un machismo, que existe, y que la gran mayorÃa de las mujeres lo hemos sufrido.
Pero de ahÃ, a que la izquierda me quiera imponer su verdad, adueñarse de nuestra lucha y utilizarnos polÃticamente, va un trecho por el que no estoy dispuesta a transitar. Lo siento, cada una tenemos nuestra manera de defender nuestra libertad, y la mÃa no es lanzarme en brazos de una izquierda radical, o no, que me quiere utilizar como bandera electoral.
Si es posible, serénense, y déjense de histerismos polÃticos. Es mucho más consecuente, y eficaz, un feminismo integrador, en el que se respete a todo el mundo, y en el que cada una coja su bandera, la suya propia, no la que le quieren poner en sus manos los polÃticos oportunistas.
Sociedad