Admito que no he podido confirmar esta información por los canales oficiales, y lo entiendo, porque los presidentes tienen que tener su agenda privada, sus encuentros discretos, como hacemos todos. Pero no tengo casi ninguna duda de la veracidad de la información que deslizó una persona muy cercana al expresidente del Gobierno, Felipe González, en una reunión privada que no voy a desvelar, pero en la que estaban presentes cargos públicos de hoy y de ayer: que Felipe y Rajoy charlaron durante unas horas en el Palacio de la Moncloa, horas antes de que José María Aznar hiciera la mayor crítica pública que un expresidente ha hecho de su sucesor en una entrevista en una televisión en horario de prime time.
He de reconocer que hubiera dado lo que fuera por estar presente en esta charla y saber de qué hablaron, pero me temo que nunca lo sabremos, y también lo comprendo. Pero el momento del encuentro y el día elegido no puede ser más significativo. Mientras Aznar estaba en capilla preparando el golpe de estado contra su gobierno y su partido, en lo que ya se conoce como el “aznarazo”, Rajoy y Felipe compartieron confidencias, supongo, sobre el momento político y económico de España. ¿Y si hubieran visto juntos la entrevista?
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