Hace una semana que escribí la última entrada de este blog, antes de tomarme un descanso de una semana. Retomo hoy mi encuentro con los lectores y nada ha cambiado, al menos eso me parece a mí, en relación a la intención del presidente del Gobierno de buscar una situación al bloqueo político de España.
Rectifico, han cambiado algunas cosas, o mejor dicho, han sucedido cosas, como el incendio de Canarias, al que Sánchez ha hecho una pirula desde Doñana, o la crisis del Open Arms, al que ha hecho otra. También Podemos ha hecho un leve intento en su insistencia por recuperar el cariño de Sánchez. Le ha mandado un papelillo insistiendo en que, ahora sí, quiere la vicepresidencia y tres ministerios. Y Carmen Calvo le dice que ahora va a ser que no.
Pero nada de esto ha perturbado el descanso de Pedro Sánchez en Doñana. A él que le dejen en paz, que corra el tiempo a ver si Pablo Iglesias se achicharra, convoca nuevas elecciones y sube un puñadito más de escaños, que terminen por hacer claudicar al líder podemita.
En esa estábamos a estas alturas del verano, cuando el presidente del Gobierno en funciones ha decidido salir de su madriguera palaciega y viajar a Canarias para hacerse una fotito con las cenizas del devastador incendio que ha sufrido esta isla. Un aperitivo de nada, un retrato para que parezca que hace algo, hacer unas declaraciones, esperemos que las haga, y regreso rápido al estado de hibernación en el que ha decidido estar hasta que las encuestas internas le indiquen el camino a seguir.
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