A Pedro Sánchez solo lo podía atar en corto la Unión Europea. El presidente del Gobierno español, el Rey Sol en España, se creía que todo el monte es orégano y que iba a llegar a Europa y que, porque yo lo valgo, le iban a regalar 140.000 millones de euros para gastárselo sin control, en compañía de Pablo Iglesias.
Algún ingenuo supongo que se lo creyó, cuando en plena pandemia nos sometía a la tortura de su Aló presidente cada fin de semana y nos vendía la burra de que, sí o sí, Europa tenía que salir en su auxilio sin pedirle nada a cambio. O sea, que le iban a llegar millones a espuertas para seguir aplicando su programa ideológico y llevar a España a ser la Venezuela de Europa. En definitiva, regalar dinero para comprar votos.
Pero la realidad es muy distinta, ha llegado a Bruselas y le han dicho que de eso nada, que dinero sí, pero bajo control estricto de los países que se lo van a dar. Holanda se ha echado las manos a la cabeza pensando que cómo le van a dar miles de millones a Pedro y Pablo sin control ninguno, sobre todo a un país que miente a Bruselas en los datos de déficit, que gasta desaforadamente porque, como dice Carmen Calvo, el dinero no tiene dueño, vamos, que no es de nadie,
Por mucha moto que nos quiera vender Sánchez, que los españoles sepan que nos van a dar 140.000 millones, de los que 72.700 son subvenciones y el resto préstamos, que tendremos que hacer reformas en las pensiones, que no se pueden subir a discreción de Pedro Sánchez; en la reforma laboral, que no se puede derogar como se pactó con Bildu, bajar el sueldo de los funcionarios y no gastar en proyectos ideológicos para perpetuarse en el poder. En resumidas cuentas, que después de criticarlos tantos, ahora tendrán que hacer ajustes, recortes señores.
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