Primero fue el enfrentamiento público entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en su disputa por la Secretaría General de Podemos. Y ahora el “dedazo” del ganador de esta refriega para que el perdedor tenga, como premio de consolación, la candidatura a la Comunidad de Madrid.
¿No eran estos dos de los pecados capitales que la nueva política adjudicaba a la casta, a los viejos dirigentes? ¿No había que convocar primarias en los partidos para que la militancia se pronunciara sobre los candidatos, porque eso de que el líder pusiera el “dedo divino” sobre alguien era antidemocrático y reflejaba una forma autoritaria de entender la política?
Pues parece que a estos chicos se les han olvidado muy pronto las lecciones de ética política que llevan años dando por los púlpitos televisivos de este país.
Lo de la refriega por la Secretaría General ha sido mucho peor que lo que sucede en los partidos tradicionales, y que se repetirá por siempre jamás. Lo digo porque la política es así, por mucho que vengan estos adolescentes a contarnos milongas. Que no, hombre, que en los partidos siempre ha habido sangre en los momentos previos a las renovaciones de las cúpulas.
Pero lo del “dedazo” es para que se lo piensen muy bien. Ahora lo querrán revestir de consulta popular, pero el hecho ya se ha producido sin recato ninguno.
Yo, lo llevo diciendo desde hace mucho tiempo. Ni nueva ni vieja, la política es lo que es y, por mucho que nos digan estos chavales que ellos van a modernizar el sistema desde un tweet, la realidad se impone siempre a la fantasía.
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