El estreno en Madrid de la nueva presidenta del PP en el País Vasco, Arantza Quiroga, sorprendió el lunes a propios y extraños por la contundencia de su discurso, su claridad de ideas y sus formas moderadas, pero llenas de firmeza. No era fácil debutar en una conferencia-coloquio junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, bajo la lupa de todos aquellos que han cuestionado su nombramiento, y someterse a las preguntas de un auditorio con el puñal afilado y con ganas de meter el dedo en el ojo con el caso Bárcenas, la Ley del Aborto y la política antiterrorista del Gobierno de Mariano Rajoy.
Pero salió airosa del escrutinio público al no dudar en sus respuestas. Quiroga dijo públicamente lo que casi ningún dirigente del PP ha afirmado, al asegurar sentirse “asqueada” por el caso Bárcenas, que le parece “vomitivo” y recordar que mientras ellos, los dirigentes del PP vasco, le temblaban las piernas ante la amenaza etarra, otros, como el extesorero Luis Bárcenas, “estaban en otra cosa”, o sea, en trincar y robar al partido.
No la cogieron en un renuncio con la Ley del Aborto. Ella, madre de cinco hijos y católica confesa, se mostró convencida de que Rajoy defenderá el “derecho a la vida” y respetará “los matices”. Los que querían una declaración extremista se quedaron con las ganas.
No abandonó el tono pausado y tendió la mano al pacto y al diálogo con el PNV en el País Vasco.
Tras este debut en Madrid, no era extraño que su antecesor en el cargo, Antonio Basagoiti, manifestara a quién esto suscribe su satisfacción por el buen papel que hizo Quiroga en Madrid: “Por eso la elegí”, y los que también apostaron por ella, como la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, no ocultaran su alegría porque su elección parece que fue la más acertada.
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