En este cúmulo de despropósitos que estamos viviendo en la política española a lo largo de estos tres meses, desde las elecciones generales del 28 de abril, lo de ayer de la vicepresidenta Carmen Calvo fue una gota más del cinismo de un PSOE, que no admite su incapacidad para poder sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez.
La vicepresidenta debe pensar que el coeficiente intelectual de los españoles está por los suelos, cuando se atreve a decir, sin pudor ninguno, que la responsabilidad el fracaso de la situación de bloqueo de la política española es ¡del PP y Ciudadanos! No de un Pedro Sánchez que quieren que lo hagan presidente del Gobierno porque sí, mientras él se apoya con los filoetarras de Bildu en Pamplona, los independentistas catalanes en Badalona o en la Diputación de Barcelona y la extrema izquierda populista de Podemos en ayuntamientos y comunidades autónomas como Valencia.
O sea, que la disparatada negociación con Pablo Iglesias para intentar un acuerdo de Gobierno es culpa del PP y de Ciudadanos, y que el espectáculo dantesco que han ofrecido desde el Congreso de los Diputados en la sesión de investidura en el Congreso es responsabilidad de Pablo Casado y de Albert Rivera.
No señora Calvo, como ustedes le dijeron a Mariano Rajoy, esto es responsabilidad exclusiva de quién tiene la obligación de conformar una mayoría para intentar gobernar. Que en esta ocasión es Pedro Sánchez. Así que este verano, en lugar de irse de vacaciones, enciérrense en el Palacio de la Moncloa, busquen una fórmula de Gobierno para España con las cesiones que haya que hacer, porque no tienen la mayoría, y si no, váyanse a su casa. La broma tiene ya que terminar.
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