A la presidenta del Congreso, Ana Pastor, se le podrá criticar por otras cosas, aunque yo políticamente no le encuentro muchos defectos, pero tacharla de “hooligan”, como ha hecho la descarada portavoz del Grupo Socialista, Adriana Lastra, es poco menos que un insulto a la inteligencia humana.
Todos los españoles hemos visto como Ana Pastor ha toreado con elegancia y firmeza un Congreso de los Diputados lleno de “hooligans”, durante esta Legislatura. Así se lo reconoció el Pleno de la Cámara durante la última sesión, con todos los diputados puestos en pie tributándole una cerrada ovación. Y digo todos, populares, socialistas, podemitas, nacionalistas radicales. Una imagen inusual en un Parlamento tan crispado.
Que ahora llegue alguien, que todavía tiene que demostrar muchas cosas en política, y se descuelgue con semejante barbaridad, es la prueba del nivel político de la tal Adriana Lastra.
Y todo porque Ana Pastor ha dicho la verdad, lo que todo el mundo está viendo, que el Gobierno de Pedro Sánchez no puede ir “dopado” a las elecciones, utilizando el Consejo de Ministros para hacer su campaña electoral, a golpe de “decretazo”.
La tal Lastra ha dado en un hueso duro, porque si algo caracteriza a Ana Pastor, es su prudencia, su capacidad de gestión, sus buenas maneras y su perfil de mujer seria, trabajadora y eficaz.
Muy mal lo tiene que tener el PSOE con este asunto, el de poner las instituciones del Estado al servicio de esta formación política, para aremeter contra Ana Pastor. Eso sí que no cuela.
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