Paloma Cervilla Garzón el 28 feb, 2017 Es un insulto a la Iglesia. Una ofenda a los cristianos. Una falta de respeto a las creencias más profundas. Y por mucho que digan, un reflejo del mal gusto y la intolerancia que desgraciadamente cada vez es más frecuente en la sociedad. Por mucho que digan, por mucho que lo quieran justificar, la gala Drag del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, que ganó el Drag Sethlas travestido de la Virgen María y de Cristo crucificado, escoltados por nazarenos, merece el rechazo sin complejos, sin miedos, de la mayoría de los ciudadanos, creyentes o no, porque hay cosas que pasan todos los límites de la decencia. Y lo peor es que el protagonista de este espectáculo dantesco, Borja Casillas, se permite el lujo de reírse en la cara de todos los católicos y decir que quiere ser profesor de religión. Ahora, cuando los católicos levantemos la voz, seremos nosotros los que no respetemos la libertad de expresión. Pues sencillamente, no. Y me parecen muy bien las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal. Ricardo Blázquez que ha pedido “respeto a los legítimos sentimientos religiosos. Tenemos un derecho a ser respetados”. Otras entradas relacionadas: La corrupción catalana, ¡ese es el problema! El “dedazo” de Pablo Iglesias con Errejón El PP, encantado con la victoria de Pablo Iglesias Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, lo peor de la vieja política Cospedal ,”tranquila,” frente a los que “van a criticar siempre” Cospedal se queda, mal que le pese a algunos La venganza de Pedro Sánchez: vuelve el del “no es no” Bono, el locuaz, ¿por qué calla con el accidente del Cougar? Pedro Sánchez y su viaje a ninguna parte Bono también debe de pedir perdón con el Cougar, como exigió con el Yak Sociedad Comentarios Paloma Cervilla Garzón el 28 feb, 2017