Hace unos días, Memphis celebraba el triunfo número 51 de su equipo en la fase regular. No era uno más, porque significaba romper el récord de 50 victorias que habían establecido en 2004. El tope de una franquicia joven y, normalmente, acostumbrada a las derrotas.
En aquella temporada 2003-2004, los Grizzlies alcanzaron por primera vez en su historia los playoffs. Cayeron sin miramientos en primera ronda ante San Antonio, pero habían hecho historia. Entonces como ahora, había un Gasol en la plantilla. Pau era el líder indiscutible del equipo. Firmó 17,7 puntos y 7,7 rebotes ese año. Números que empezaban a llamar a la puerta de un grande, como ocurrió poco después.
Cuando Pau se marchó de los Grizzlies y la franquicia se hizo con los derechos de su hermano, pocos pensaban que aquella historia volvería a repetirse, y no sólo lo ha hecho, sino que se ha visto incluso mejorada. Con Marc en el equipo, los Grizzlies lograron ganar su primer partido de postemporada y, además, eliminaron a los Spurs siendo octavos.
Este año, han superado también la marca de partidos ganados en la fase regular y eso que aún les quedan siete encuentros por disputar. El primero de ellos será esta noche ante los Lakers de su hermano Pau. Un duelo importante para ambos, pero mucho más para los angelinos, necesitados del triunfo para meterse en playoffs.
Ha cambiado mucho la situación desde que Pau llegó a Los Ángeles. En ese año 2008, era impensable que los Grizzlies pudieran ganar a domicilio a los Lakers. Si sucedía, era una hazaña. Ahora, lo lógico sería que el triunfo volase a la ciudad de Elvis y que los Lakers, como llevan haciendo toda la temporada, volvieran a salir de los puestos de lucha por el anillo.
Habrá papeles cambiados en el Staples y no solo por la posición de ambos equipos en la clasificación. También entre los hermanos ha cambiado mucho la situación en la cancha. Marc es titular indiscutible para su técnico. Un ídolo en Memphis y uno de los centers más respetados de la NBA. A Pau, ese respeto se lo han ido perdiendo, tanto dentro como fuera de la pista. D’Antoni duda de él y muchos aficionados piden su marcha. Las lesiones le han impedido brillar este año. Todo se ha puesto en su contra, pero él se sobrepone en cada situación complicada. Como esta noche, cuando él y los Lakers deberán ofrecer su mejor versión para vencer a los Grizzlies y seguir soñando con el anillo. Como antaño, cuando las visitas de Memphis eran sinónimo de victoria.
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