Cuando el Real Madrid salga esta noche al Palacio de Deportes para jugar contra el Guipúzcoa Basket en la Liga Endesa no habrán pasado ni 48 horas de su derrota en la Euroliga y lo que en un principio se veía como un partido incómodo, aparece ahora como la mejor forma de curar las heridas que se ha traído de Milán.
Después de un regreso muy duro, envuelto en silencio, el equipo vuelve hoy a casa. Al Palacio. Allí le espera una afición que dictará sentencia. Que resolverá si el camino elegido por Laso es el correcto. Hasta ahora las gradas llenas decían eso. Coincidían en su gusto por el juego de ataque y alegre que ha fallado en dos ocasiones en el día más importante. A partir de ahora, la lógica dicta que siga siendo así.
Siendo puristas, creo que si el Real Madrid no tiene a estas alturas dos Copas de Europa más no es por culpa de Laso o de los jugadores. La causa principal es, en realidad, un conjunto de ellas. Esos pequeños detalles a los que se alude con tanta frecuencia en el baloncesto y que en el caso del equipo blanco han sido tremendamente injustos con él.
Hacía 18 años que los blancos no disputaban dos Final Four consecutivas, un logro que es en gran parte mérito del “Método Laso” y del compromiso de los jugadores que, no lo olvidemos, pueden terminar la temporada ganando 3 de los 4 títulos que tenían en juego. Tengo curiosidad por saber cómo es el recibimiento a los blancos hoy. Si el Palacio ejerce de bálsamo, como espera la mayoría. Sería lo más lógico… pero también lo era el triunfo blanco en la final.
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