No están estos Lakers de 2014 para darse alegrías, pero la pasada madrugada de dieron una de las pocas de la temporada. Sin Kobe Bryant, baja para lo que resta de temporada, y sin Pau Gasol, aun convaleciente de sus vértigos, los Lakers apabullaron a los Knicks en el Staples Center… en un duelo que presenció en directo Phil Jackson, nuevo director de operaciones de la franquicia de Nueva York.
Si el objetivo de los Knicks en este final de temporada es meterse en playoffs, el tropiezo de anoche es de los grandes. La derrota bajo la atenta mirada de Phil Jackson no es una más. Es el triunfo del pasado sobre el presente. Del éxito anterior sobre el que quiere construir ahora Jackson en la Gran Manzana.
Los 51 puntos que anotó el equipo angelino en un cuarto son el mejor ejemplo del gustazo que se pegaron los Lakers ante un Phil Jackson al que le tiraron los tejos en muchas ocasiones, pero que ha preferido liderar el éxito de los Knicks.
Aún así, deberá trabajar mucho este verano si quiere devolver a Nueva York el anillo que él mismo consiguió en la década de los 70. Quizá, ya comenzó a sentar esas bases con una conversación furtiva con Pau Gasol en Los Ángeles. Quién sabe. Lo cierto es que tras el gustazo de los Lakers se esconde la miseria de los Knicks, a los que les quedan diez partidos para tratar de meterse aún en playoffs.
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