Hagamos lo que hagamos, no hay forma de encontrarla. De alguna manera, la materia oscura ha conseguido hasta ahora eludir todos los esfuerzos de los investigadores, que no han conseguido detectarla ni siquiera con sofisticados instrumentos que, en principio, estaban diseñados para ello. Desde luego, es algo que para la ciencia resulta frustrante. Por la gravedad que ejerce sobre los objetos que sí podemos ver (es la única forma que tenemos de saber que está ahí), hemos aprendido que la materia oscura es hasta 5 veces más abundante que la que forma los planetas, las estrellas y las galaxias. Pero aún así, nadie sabe aún de qué puede estar hecha.
Varios grandes experimentos se han dedicado a buscar los signos que las eventuales partículas de materia oscura podrían dejar al chocar con la materia “normal”, produciendo pequeños destellos de luz que podrían ser identificados por los físicos. Y ahora, un nuevo estudio dirigido por investigadores del Departamento de Energía del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley ha sugerido otra vía para captar las señales que las partículas de materia oscura dejarían al ser absorbidas por esos núcleos atómicos convencionales.
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Ciencia