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¿Por qué sobrevivieron los mamíferos a la gran extinción del Cretácico?

José Manuel Nieves el

Hace 65 millones de años, en la frontera entre los periodos Cretácico y Terciario, un asteroide de diez km de diámetro chocó contra nuestro mundo provocando uno de los peores episodios de extinci�n de todos los tiempos. Mïás del 70% de las especies que poblaban entonces la Tierra (tanto marinas como terrestres) desaparecieron por completo, casi de repente. Entre ellas los dinosaurios, que terminaron así, de golpe, un reinado de más de 200 millones de años. Sin embargo, algunos lograron sobrevivir a la catástrofe y heredaron un mundo nuevo y libre del dominio de los lagartos gigantes. �Cómo lo consiguieron?

Imaginemos un dinosaurio. Es grande, amenazador y su s�la presencia deb�a bastar para sembrar el p�nico entre las peque�as criaturas terrestres que compart�an el mundo con él. Sin embargo, a pesar de su tama�o, los dinosaurios no lograron sobrevivir al impacto y sus terribles consecuencias. Algo que sin embargo s� que consiguieron sus insignificantes vecinos.

“Ellos eran mejores a la hora de escapar del calor”, asegura Russ Graham, investigador de ciencias de la Tierra en la Penn State University. “Una gran cantidad de calor liberado por el impacto del meteorito fue la causa principal de la extinci�n del KT”.

Para éste y otros muchos expertos, las madrigueras subterr�neas y los entornos acu�ticos donde los primeros mam�feros se ocultaban de los dinosaurios consiguieron también protegerles del breve, pero dr�stico, aumento de las temperaturas. Algo que sus enormes vecinos, igual que la gran mayor�a de las criaturas de la superficie, no pudieron hacer. Un gran n�mero de ellos, en efecto, muri� quemado sin remedio en las primeras horas que siguieron a la ca�da del meteorito.

Tras varios d�as de un calor extraordinario, la temperatura superficial de la Tierra descendi� hasta niveles compatibles con la vida, y los peque�os mam�feros pudieron empezar a salir de sus madrigueras, para encontrarse con un mundo devastado y completamente distinto del que hab�an conocido hasta entonces. Devastado, s�, pero del que a�n era posible obtener alimento, siempre que se tuviera una dieta adecuada.

“Incluso si algunos de los grandes dinosaurios herb�voros se las arreglaron para sobrevivir a la destrucci�n inicial, se encontraron con que, literalmente, no ten�an nada qué comer -asegura Graham- ya que la mayor parte de la vegetaci�n superficial también qued� destru�da”. Y a medida que los herb�voros supervivientes fueron desapareciendo, también lo hizo el principal sustento de los grandes carn�voros que se alimentaban de ellos.

Los mam�feros, por el contrario, pod�an comer insectos y plantas acu�ticas, que segu�an siendo relativamente abundantes tras el impacto del meteorito. As� que, a medida que los dinosaurios supervivientes fueron a su vez desapareciendo, los mam�feros empezaron a florecer. Lo mismo sucedi� con los representantes de otras clases de animales (como por ejemplo los cocodr�los), pero fueron precisamente los mam�feros los mayores beneficiarios de la nueva situaci�n.

De hecho, fue entonces cuando empezaron un proceso de diversificaci�n que les ha llevado a poblar pr�cticamente todos los rincones del planeta con una infinidad de especies, entre ellas la nuestra. Resulta ir�nico, pero es m�s que probable que sin la ca�da de ese meteorito devastador, nunca se habr�an dado las condiciones para el surgimiento de nuestra propia especie.

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José Manuel Nieves el

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