El rostro de los humanos modernos es completamente diferente al de nuestros antepasados, y los científicos se preguntan por qué. Ahora, un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentra el paleoantropólogo español Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de Atapuerca, propone que la evolución de nuestras caras podría haber sido dirigida, por lo menos en parte, por la necesidad que tenemos los humanos de desarrollar un amplio abanico de habilidades sociales.
Como homíninos de cerebro grande y rostro corto, nuestras caras resultan muy diferentes de las de otros homíninos ya extintos, como los neandertales, así como de las de nuestros parientes vivos más cercanos, los bonobos y los chimpancés. Pero, ¿cómo y por qué evolucionó el rostro humano de esta forma tan especial?
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Ciencia