Según un equipo de astrónomos del Observatorio Steward de la Universidad de Arizona, las moléculas orgánicas complejas, esas que se conocen como los “ladrillos de la vida”, son mucho más abundantes en el Universo de lo que se pensaba. De hecho, se encuentran en la mayor parte de las nubes de polvo y gas que, comprimiéndose debido a su propia gravedad, dan origen primero a las estrellas y después a lo planetas.
Otra conclusión del estudio, que se publicará próximamente en The Astrophysical Journal y que ya puede consultarse en el servidor arXiv.org, es que esas moléculas precursoras de la vida aparecen en una fase mucho más temprana de lo esperado. De hecho, ya existen cientos de miles de años antes de que las propias estrellas empiecen a formarse. El hallazgo se opone frontalmente a las teorías actuales, según las que se necesita un ambiente caldeado por las protoestrellas (estrellas en formación), para que las moléculas orgánicas puedan existir.
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