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La misteriosa esfera negra que surcó el cielo de Madrid durante el verano de 1955

La misteriosa esfera negra que surcó el cielo de Madrid durante el verano de 1955
José Manuel Nieves el

Estados Unidos desclasifica miles de documentos secretos que informan de avistamientos OVNIs en el mundo, algunos de ellos en España.

El 14 de julio de 1955, a las 20:35 horas, apenas cinco minutos después de la puesta de sol, dos médicos norteamericanos, los doctores West y Ellis, se encontraban descansando en la terraza del Hotel Castellana Hilton, en pleno centro de Madrid. West estaba escribiendo una carta y Ellis, que además era un experimentado piloto, observaba el vuelo de los vencejos sobre el gran patio abierto del Hotel.

Fue entonces cuando el primero de ellos, el doctor West, centró su atención en un punto negro que se acercaba rápidamente por el oeste. Al principio pensó que se trataba de un águila o de alguna otra rapaz, pero a medida que el punto se acercaba su tamaño fue aumentando y sus contornos haciéndose más y más evidentes. No era un ave, sino una esfera perfecta, de color negro, que no reflejaba la luz del sol y que se movía rápidamente hacia el este.

El relato es uno de los más de 12.000 testimonios sobre avistamientos de OVNIs recién hechos públicos por la administración norteamericana. El Gobierno de los Estados Unidos acaba de publicar en internet 129.000 páginas relativas a los miles de casos estudiados entre los años 1947 y 1969, durante el llamado «Proyecto Libro Azul», con el que se trató de averiguar si los OVNIs podían constituir, o no, una amenaza nacional.

Entre los miles de casos publicados, varios hacen referencia a España. Valencia, Toledo, Zaragoza o Madrid constituyen buenos ejemplos. Pero el más significativo fue, sin duda, el protagonizado por los doctores West y Ellis, ambos residentes en Palm Beach, California, durante sus vacaciones en Madrid en julio de 1955.

Credibilidad

Mientras que otros casos fueron descartados por los militares por confirmarse que se trataba de globos, meteoros o aviones, este fue archivado sin que pudiera encontrarse una explicación plausible para lo observado por los dos médicos. El dossier consta de 26 páginas en las que se suceden formularios, declaraciones a mano, gráficos, cartas e informes técnicos con las principales conclusiones.

Debido a su formación académica, ambos testigos fueron calificados de «fiables» por los expertos de inteligencia aérea de la base de Colorado Springs que analizaron los testimonios. «Creemos que este incidente tiene alguna relevancia -puede leerse en uno de los documentos- en cuanto que los observadores son aparentemente fiables. Hasta ahora, este caso ha sido dejado en suspenso (…)».

«Recuerdo que estaba mirando cómo el sol se ponía por el horizonte justo después de terminar mi carta -explica el doctor West en su declaración-. El doctor Ellis también estaba en la terraza y observaba algunas aves (vencejos) que volaban alrededor del edificio. Cuando volví a mirar al cielo hacia el noroeste vi lo que en un primer momento interpreté como un ave grande alzando el vuelo, un halcón o un águila, planeando muy alto sobre todas las demás. Sentí curiosidad y según observaba esa cosa acercándose por el oeste me quedó más que claro que no era un pájaro, ni un avión, ni nada que yo haya visto antes, porque su silueta dibujada contra el cielo brillante era una esfera perfecta, parecida a las fotos que he visto del sol durante un eclipse total. Llamé la atención del doctor Ellis hacia el objeto, y ambos bromeamos diciendo que debía tratarse de uno de esos famosos platillos volantes. Pero a medida que los segundos pasaban se convirtió en cualquier cosa menos una broma».

«Un tercio de la luna llena»

Durante un minuto y medio, ambos observaron cómo el objeto, negro y sin ninguna luz distintiva, volaba lentamente sobre Madrid, adquiriendo más y más velocidad a medida que avanzaba hacia el este y desaparecía en el horizonte. Su tamaño, según el doctor West, «era un tercio de la luna llena».

West remitió su testimonio por carta al Air Force Technical Intelligence Center, que le contestó casi de inmediato solicitando más información y una entrevista personal, así como las fotografías que el otro doctor, Ellis, había logrado hacer a toda prisa con su cámara. El análisis de las tres imágenes aportadas, sin embargo, «no aportó ningún dato significativo».

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