El 28 de abril de 2017, justo al amanecer, una bola de fuego iluminó el cielo sobre la ciudad japonesa de Kioto. Fue algo espectacular, pero totalmente inofensivo. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de Osaka, capitaneados por Toshihiro Kasuga, acaba de descubrir que aquél pequeño meteorito no era más que un fragmento de un cuerpo mucho más grande y peligroso. Uno que en el futuro (en algún momento de los próximos 10 millones de años) podría amenazar seriamente a la Tierra. El inquietante hallazgo de Kasuga y su equipo se acaba de publicar en arXiv.org.
El meteorirto que ardió sobre Kioto era muy pequeño, según los datos de la red de vigilancia de meteoros SonotaCo, que lo registró en 2017. El objeto, explican los investigadores en su artículo, apenas medía 2,7 cm y pesaba 29 gramos en el momento de entrar en la atmósfera, lo cual no supuso una amenaza. Pero lo que tienen de interesante estas pequeñas rocas es que pueden ofrecer pistas sobre los objetos más grandes de los que se desprendieron. Y en este caso, los científicos consiguieron rastrear el meteorito hasta su lejano “progenitor”: un objeto conocido como 2003 YT1.
Leer AQUÍ el artículo completo
Ciencia