En apenas un par de semanas, entre el 27 y el 28 de mayo, 8.042 nuevos médicos se incorporarán a sus plazas como internos residentes (MIR) en numerosos hospitales y clínicas de toda España. Allí, y durante varios años, trabajarán por primera vez en la especialidad médica elegida por cada uno de ellos.
Pero lo que probablemente no saben esos más de 8.000 médicos noveles es que, durante su primer año de prácticas, su ADN envejecerá seis veces más rápido de lo normal. Y que ese efecto será aún mayor entre aquellos cuyos programas demanden un mayor número de horas de esfuerzo y dedicación.
En un estudio recién publicado en la revista Biological Psychiatry y dirigido por especialistas del Departamento de Siquiatría y Conducta Humana de la escuela médica Alpert, en la Universidad de Brown, en Providence, un equipo de investigadores ha centrado su atención en los efectos que la residencia tiene sobre los telómeros, un tramo de ADN situado en los extremos de los cromosomas (como el plástico al final del cordón de un zapato) y que tiene la delicada misión de mantener su integridad.
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Ciencia