Hace apenas unos días, un estudio publicado en Nature Medicine salía al paso de las noticias que atribuyen el origen del coronavirus de la Covid-19 a la mano del hombre. Para los investigadores, del Instituto Scipps de Investigación, la composición genética del virus dejaba muy claro que no se trata de una mezcla de virus conocidos, como podría esperarse si hubiera sido “fabricado” por el ser humano. Además, añadía el estudio, el SARS-Cov-2 cuenta con una serie de características muy poco usuales y que recientemente han sido identificadas en los pangolines, un tipo de oso hormiguero. Lo cual constituye otra evidencia de que el virus tiene un origen natural.
Sin embargo, llegar a esa conclusión no resulta fácil, porque las herramientas que se utilizan para esos análisis se basan, por defecto, en el supuesto de que todos los brotes son de origen natural, por lo que no suelen incluir evaluaciones de riesgo que contemplen la posibilidad de que los virus sean artificiales.
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Ciencia