Todos los años por estas fechas se produce una lluvia de meteoritos que aparentemente proceden de la constelación de Géminis. Son las Gemínidas, siempre rápidas y brillantes, y siempre puntuales a su cita entre el 7 y el 17 de diciembre. Muchos observadores creen que son los meteoros visibles más atractivos del año. Pero durante mucho tiempo los astrónomos no sabían cuál era su origen. No fue hasta 1983 cuando se descubrió que esta lluvia celeste provenía de Faeton, un curioso asteroide rocoso que tiene muchas de las características de un cometa. Incluida su cola. Tan curioso es que los astrónomos ya empiezan a hablar de un híbrido, el cometa rocoso. Pero todavía queda un enigma por resolver.
Siempre se ha supuesto que las lluvias periódicas de meteoros proceden de los cometas, pero no hay ningún cometa cuya órbita coincida con las Gemínidas. Sin embargo, en 1983 el satélite IRAS (Satélite Infrarrojo Astronómico) de la NASA descubrió un objeto celeste al que bautizaron como “3200 Faetón” y que sí que seguía esa órbita. Faetón es un asteroide rocoso que se acerca al Sol cada 1,4 años, de un modo muy similar a como lo haría un cometa, pero hasta ahora nadie había observado una cola de escombros que pudiera provocar la lluvia de meteoritos. Ahora, las cosas han cambiado.
Desde 2009, un grupo de astrónomos dirigido por Dave Jewitt, de la UCLA, ha estado utilizando las sondas STEREO (Observatorio de las Relaciones Terrestres y Solares) de la NASA, con el fin de observar de cerca a Faetón cuando se aproxima al Sol. Las naves espaciales gemelas fueron diseñadas para monitorizar la actividad solar, de manera que consiguen una buena visión de los cometas que se acercan al astro rey, y también de los asteroides.
En 2010, una de estas sondas registró un aumento considerable en la intensidad del brillo de Faetón a medida que se acercaba al Sol. Parecía como si la luz solar brillara a través de una nube de polvo localizada alrededor del asteroide. Fue entonces cuando los observadores comenzaron a sospechar que Faetón era algo nuevo. “Un cometa rocoso”, dice Jewitt. Un cometa rocoso es, esencialmente, un asteroide que se acerca tanto al Sol que el calor emitido por nuestra estrella quema los residuos de polvo que cubren su superficie rocosa, lo que podría formar una especie de cola de grava.
Tiene cola
En posteriores observaciones llevadas a cabo por la sonda STEREO, Jewitt y sus colegas Jing Li, de la UCLA, y Jessica Agarwal, del Instituto Max Planck, detectaron una pequeña cola que sobresalía por detrás del asteroide. “La cola nos brinda la evidencia irrefutable de que Faetón eyecta polvo”, dice Jewitt, quien cree que el polvo es eyectado por la fractura de carácter térmico que se produce en la corteza del asteroide. El hecho de ver que 3200 Faetón produce una cola, aunque sea pequeña, es lo que anima a los investigadores a creer que Faetón es en verdad el origen de las Gemínidas.
Sin embargo, todavía quedan algunas cuestiones por resolver. ¿Cómo puede un objeto tan pequeño producir una lluvia de meteoros tan impresionante y, además, un año tras otro? Mediante el análisis de los datos de la sonda STEREO, Jewitt y sus colegas estiman que la cola de Faetón posee una masa total de alrededor de 30.000 kilogramos, un orden de magnitud demasiado pequeño como para sostener la masiva corriente de escombros de las Gemínidas.
Los investigadores creen que es probable que Faetón experimentara un “gran evento” en el pasado reciente. “La analogía en la que pienso es un leño en una fogata”, dice Jewitt. “El leño se quema, produce unas pocas brasas pero, en ciertas ocasiones, despedirá una lluvia de chispas”. La monitorización contínua de Faetón por parte de las sondas STEREO podría captar algún día al cometa rocoso despidiendo una lluvia de polvo y escombros, lo que resolvería el misterio de una vez por todas. Hasta entonces, el enigma de las Gemínidas sigue ahí, y podemos disfrutar de su punto álgido con la lluvia de meteoros que se producirá las noches del 13 al 14 de diciembre.