Puertas abiertas para el embajador Solomont

Uno de los cambios que se esperan en política exterior con la llegada del nuevo Gobierno es una mejoría en las relaciones con Estados Unidos. Con la llegada de Obama a la Casa Blanca, José Luis Rodríguez Zapatero tuvo la oportunidad de paliar el desaguisado cometido con la precipitada retirada de las tropas españolas de Irak. Ya no había el distanciamiento que en la época de Bush, pero tampoco se podía decir que las heridas estuvieran sanadas. Zapatero hizo un último servicio a la causa de la buena relación con Washington, aprobando la participación española, con la base de Rota, en el escudo antimisiles de la OTAN, pero la normalización plena está aún por hacer y va a ser uno de los retos de Mariano Rajoy.

El embajador estadounidense, Alan D. Solomont, que cumple ahora dos años en España, ha dicho a un grupo de periodistas que está convencido de que la cooperación  con el nuevo Gobierno será tan estrecha como con el anterior. No podía hacer otra manifestación menos diplomática, pero fue más allá y tuvo palabras bastante elogiosas para el equipo formado por Rajoy. Lo calificó de “muy serio” y “muy competente”, y de hecho, ya se ha reunido con los ministros de Exteriores, Economía y Hacienda, y prevé hacerlo con los de Defensa y de Industria. No creo que haya ningún otro embajador acreditado en Madrid a quien se le hayan abierto ya tantas puertas en tan poco tiempo, lo cual confirma lo dicho por el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, al tomar posesión del cargo, en el sentido de que Estados Unidos será una de sus prioridades.

García-Margallo se verá, en Munich, a primeros de febrero, con Hillary Clinton. Por su parte, Rajoy tendrá oportunidad  de encontrarse con Barack Obama en la cumbre de la OTAN en Chicago o tal vez antes, en la de Seguridad Nuclear de Seúl, en marzo, aunque en este caso será muy difícil ir más allá de un protocolario saludo porque participan más de medio centenar de países.

 Es cierto que, por delante de Estados Unidos, el Gobierno se ve forzado a colocar a la Unión Europea. El propio embajador entiende que ese sea el gran asunto que ocupe a España, pero está convencido de que eso no equivale a excluir el interés por otras zonas del mundo en las que nuestro país tiene intereses compartidos con Washington, como Iberoamérica, Oriente Próximo o el Mediterráneo, en plena efervescencia.

Después de dos años como embajador, Solomont se mueve con soltura en España. Ha tenido una gran actividad, lo que le ha permitido hacer numerosos contactos tanto en medios políticos como económicos.  Habla en inglés, aunque está haciendo progresos en su dominio del castellano, según dicen sus colaboradores más cercanos, y se atreve ya con algún discurso en nuestra lengua.  Pero sobre todo, parece dominar las claves de la política española. Resulta difícil arrancarle una manifestación que pueda ponerle después en aprietos y, así, por ejemplo, cuando se le pregunta si cree que Obama puede llegar a visitar España a lo largo de este año, responde diciendo que no es su tarea programar la agenda del Presidente.

Eso sí, deja, entre otras cosas, una declaración clara, que es de agradecer: para Estados Unidos, aunque ETA haya anunciado el cese definitivo de la violencia, sigue siendo una organización terrorista, responsable de la muerte de casi 900 personas y que seguirá en la lista de grupos  terroristas del Departamento de Estado.

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