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Los ceses fulminantes y menos fulminantes de Margallo

Los ceses fulminantes y menos fulminantes de Margallo
Luis Ayllón el

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Garcia-Margallo, ha prescindido en el año y medio que lleva en el cargo, de un puñado de sus colaboradores. En algunos casos, se ha tratado de destituciones fulminantes por sus actuaciones o declaraciones; en otros, los motivos de los relevos, han sido muy variados.

Los primeros ceses han sido provocadas por conductas que el ministro consideró inadecuadas por parte de quienes ocupaban esos cargos: el embajador en Polonia, Francisco Fernández Fábregas (13-VII-2012); el cónsul general en Boston, Pablo Sánchez-Terán (17-IV-2013) o, más recientemente, el “numero dos” de Marca España, Juan Carlos Gafo (20-VII-2013). Los dos primeros se encuentran próximos a la jubilación, por lo que no cabe esperar que en lo que les resta de vida laboral vayan a ocupar puestos de responsabilidad. En el caso de Gafo, con 50 años, no sería lógico que un error como el que ha cometido con su insulto a los catalanes –que él mismo ha reconocido y lamentado- truncara definitivamente su carrera.

En otros casos, los cambios tuvieron diferentes motivaciones. Así, el ministro comenzó manteniendo como jefe de Gabinete a Juan Sell, que había estado con su predecesora en el Palacio de Santa Cruz, Trinidad Jiménez, hasta que, meses después fue nombrado embajador en Sudáfrica. Su sustituto, Alberto Carnero, tampoco permaneció mucho en el cargo (poco más de un año), porque fue nombrado embajador en Viena. También el director general de Política Exterior y Asuntos Multilaterales, Globales y de Seguridad, Santiago Cabanas, dejó recientemente el puesto para ir de embajador a Jordania.

No hubo en estas ocasiones un problema de entendimiento con las personas, algo que sí se dio en el cese de Juan González-Barba como director general para el Magreb, África, Mediterráneo y Oriente Próximo. González-Barba, quien, al igual que Sell o Cabanas formó parte del equipo de Trinidad Jiménez, sólo estuvo con García-Margallo cuatro meses en el cargo, suficientes para que quedara clara una amplia discrepancias de planeamientos. El ministro dejó de confiar en él y le ofreció la salida de ir de embajador a Sudán.

Hace escasas fechas, acordó, igualmente, el cese en su cargo de director de la Agencia Española de Cooperación Internacional (Aecid) de Juan López-Dóriga, después de que el ministro decidiera conceder funciones ejecutivas al secretario general de Cooperación Internacional, Gonzalo Robles, que asume así las competencias de la dirección de la Agencia. Lopez-Dóriga será nombrado en breve embajador en un país por ahora no desvelado, pero que, según algunas fuentes, podría ser Túnez.

Y, aunque no pueda entrar formalmente en el capítulo de destituciones o relevos, hay que reseñar que el ministro tomó la decisión de no conceder el puesto de cónsul general en Roma a Juan Pablo de Laiglesia, a pesar del voto favorable de la Junta de la Carrera Diplomática. García-Margallo respondía así a lo que consideraba una grave falta de respeto: el irónico telegrama enviado por De Laiglesia, ex secretario de Estado para Iberoamérica con Miguel Ángel Moratinos, cuando fue cesado en su puesto de embajador ante la ONU, y en el que decía que se incorporaba a su “nuevo puesto en el pasillo” (del Ministerio), aunque “hubiera preferido ventanilla”. De Laiglesia denunció la decisión ante la Audiencia Nacional.

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