Tienen las relaciones internacionales un punto de cinismo que posiblemente le sea connatural. Lo que se critica a un paÃs o a un régimen determinado se pasa por alto cuando se trata de otro, por aquello de los intereses de las grandes, o no tan grandes, potencias.
La Cuba de los Castro estigmatizada hasta hace bien poco es mirada ahora con otros ojos, sin que hayan cambiado cosas sustanciales, sólo porque Washington modifica su polÃtica hacia la isla. La Libia de Gadafi, durante mucho tiempo enemigo declarado, llegó a ser cortejada por Occidente hasta poco antes de su caÃda. Y el Irán de los ayatollas, inevitable actor en el eje del mal, es hoy considerado un elemento clave en la estabilidad del convulso Oriente Próximo y actúa incluso como aliado de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo yihadista en Irak.
Por eso, la visita a España el ministro iranà de Exteriores, que comienza este martes con un temprano desayuno en Casa de América, junto al ministro de Industria, José Manuel Soria, y al ex secretario general de la OTAN, Javier Solana, ha suscitado un gran interés. Madrid es la primera capital extranjera a la que ha viajado Mohammad Javad Zarif desde que Irán y las potencias del 5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania) pactaron a primeros de abril en Lausana (Suiza) las bases para cerrar un acuerdo nuclear definitivo antes de que concluya junio.
España espera que el acuerdo llegue a materializarse, porque ha sido uno de los paÃses que más ha sufrido tras la adopción de sanciones por la UE al régimen de Teherán. Se estima que el 20 por ciento de las necesidades energéticas de nuestro paÃs se cubrÃan con importaciones de crudo desde Irán. España tuvo que buscar otras fuentes de suministro, pero también perdió capacidad de exportación en un momento en que lo necesitaba como consecuencia de la crisis. Varios proyectos de empresas españolas en suelo persa se quedaron por el camino.
El interés que el Gobierno tiene en normalizar las relaciones con Irán, lo demuestra el hecho de que su presidente, Mariano Rajoy; y tal vez el ministro de EconomÃa, Luis de Guindos; además del titular de exteriores, José Manuel GarcÃa-Margallo; vayan a recibir a Zarif, que también acudirá al Congreso de los Dipuitados. El jefe de la diplomacia iranà conoce bien la situación española, pues fue anteriormente viceministro para Europa, y es consciente de los deseos de nuestro paÃs de volver a contar con Teherán como un importante socio comercial.
Pese a las sanciones, España ha tratado de mantener abiertos los cauces de diálogo con Irán, y en septiembre de 2013, Rajoy se reunió en Nueva York con el presidente iranÃ, Hassan Rohani, y envió meses después a Teherán a GarcÃa-Margallo.
Como comenta en un artÃculo en The Diplomat in Spain, Lepoldo Stampa, que sido embajador en dos ocasiones en Teherán y conoce bien aquel paÃs, España e Irán se necesitan. España necesita un mercado como el iranà e Irán necesita comercio e inversiones, porque un paÃs con inversiones es estable; y un paÃs económicamente estable también es polÃticamente estable.
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