La intervención del candidato del Partido Popular Europeo a presidir la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en un desayuno del Foro Europa, arrojó, como parte más mediática, el apoyo expresado al trabajo realizado por el Gobierno de Mariano Rajoy. No se podía esperar otra cosa, en lo que parecía más un mitin de campaña que un desayuno, que elogios para el esfuerzo desarrollado por el Gobierno y por los españoles por la “rapidez” de los resultados conseguidos y satisfacción por la confianza que inspira de nuevo España en los mercados internacionales.
Pero a Juncker le dio tiempo también para dejar unas cuantas afirmaciones sobre asuntos que tienen que ver con el futuro de Europa. El más candente, sin duda, el de la situación de Ucrania, un país al que el candidato popular no ve en los próximos diez o quince años como miembro de la Unión Europea. Aún le quedan por hacer muchas y profundas reformas para aspirar a formar parte del Club comunitario. Tampoco cree que los ucranianos deban ser admitidos en la Alianza Atlántica, aunque les desea que puedan vivir en un país libre y con mejores gobernantes que los que han tenido hasta ahora.
Pero de incorporaciones a la UE o a la OTAN, nada. Ambas adhesiones serían tomadas por Rusia como una afrenta clara. No lo ha dicho Juncker, pero lo ha dejado entrever, al tiempo que se ha mostrado partidario de sanciones económicas contra Moscú y de expresar solidaridad con los países europeos que, como Finlandia, tienen una fuerte dependencia del comercio con Rusia.
No fue la única solidaridad europea que pidió: también para los países del Sur -principalmente España e Italia– que sufren la presión migratoria. Considera que ha llegado la hora de que los demás socios se involucren también en la solución del problema de la inmigración ilegal. Por eso, dijo que si se quiere tener unas fronteras exteriores fuertes, debe haber cofinanciación europea para los estados que acogen y que tienen que organizar programas de retorno.
Además, insistió en que se debe acabar con lo que ha sido uno de los tópicos de los últimos años: la distinta manera de funcionar de los países del Norte de Europa y los del Sur. Por eso, enfatizó que le gustaría terminar con lo que calificó de “división estúpida de Europa: los virtuosos en el norte y los poco ortodoxos en el sur”. Y sentenció que “si los del norte no respetan a los del sur, Europa perderá el norte”. Al menos, por un momento, la campaña electoral tuvo algunos minutos para abordar asuntos estrictamente europeos.
UcraniaUnión Europea