El presidente cubano, Raúl Castro, tuvo ocasión, recientemente, durante las dos horas largas en las que conversó con Alfonso Dastis, de reiterar al ministro de Asuntos Exteriores español, su deseo de poder recibir a los Reyes en la isla, antes del 24 de febrero de 2018, en que ha anunciado que dejará el cargo.
El régimen castrista aspira desde hace tiempo a que un Rey de España realice una visita de Estado a Cuba y ahora considera cercana la posibilidad, aunque, a pesar de las manifestaciones hechas por Dastis, no parece estar tan claro que Don Felipe vaya a desplazarse pronto a La Habana.
Acuciado por las preguntas de los periodistas, Dastis dio a entender durante su estancia en Cuba que la visita de los Reyes podría tener lugar a comienzos de año, incluso en enero. Después, señalaría que aún no está tomada la decisión de si será el jefe del Estado o el presidente del Gobierno quien primero viaje a la isla, porque, tanto uno como, otro recibieron en abril en Madrid, de manos del ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, la invitación de Castro para ir a La Habana. Pero la confusión ya estaba creada.
Por lo que me cuentan -y creo que la información no es mala- en Zarzuela no se trabaja en estos momentos en una visita a Cuba. Por eso, dado que se trataría de un viaje con muchas aristas y que hay que preparar adecuadamente desde el Gobierno y desde la Casa del Rey, quizás haya que inclinarse a pensar que el asunto no está maduro y no veremos a Don Felipe y Doña Leitzia por las calles cubanas en el mes de enero.
Tengo la impresión de que hay distintas “sensibilidades” sobre cómo relacionarse hoy con el régimen castrista, incluso dentro del Ejecutivo, donde algunos se muestran más proclives que otros a dar satisfacción a Raúl Castro desde que se produjo el deshielo con Estados Unidos en tiempos de Barack Obama. Creen así apoyar los intereses españoles en Cuba, en un momento de tímida apertura en lo económico, que está haciendo que otros países hayan vuelto la vista hacia la isla. No se quiere perder el sitio, aunque tampoco las autoridades cubanas han sido capaces de crear grandes oportunidades.
En noviembre del pasado año, publicamos en ABC una información en la que se indicaba que el Gobierno había comenzado a estudiar la posibilidad de un viaje de los Reyes a Cuba. La aceleración de contactos entre los Ministerios de Exteriores de los dos países ha venido a confirmar aquella información, pero hay sectores que consideran que se va demasiado rápido, sobre todo teniendo en cuenta que las cosas en la isla no han cambiado nada en lo que se refiere a la concesión de espacios de libertad a sus ciudadanos.
En esa situación, cuesta imaginar que haya un gran entusiasmo, ni muchas prisas, en Zarzuela, por concretar la visita del Monarca, que tendría que hacerse con suficientes garantías. Por ejemplo, de que no habría obstáculos para los contactos con disidentes. Es cierto que otros países con serias deficiencias en materia de libertades han recibido la visita de los Reyes, pero Cuba es para nosotros algo especial y quizás sea más sensato pensar en que quien viaje primero a la isla sea Mariano Rajoy.
Cuba