El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo acaba de resolver “el Bombo”. “El Bombo” es como se conoce en el argot de los diplomáticos españoles la provisión de puestos de trabajo en el exterior que se hace cada año por estas fechas. Son los propios funcionarios quienes realizan, a través de la Junta de la Carrera la propuesta de adjudicación de esos puestos, teniendo en cuenta los méritos de los aspirantes, según las distintas categorías. El nombramiento para algunos de esos puestos, los llamados “de asterisco” está reservado al ministro, aunque, en realidad, él es quien tiene la última palabra sobre todas las propuestas, que, aunque no son vinculantes, suelen ser aceptadas, salvo algunos casos excepcionales.
Este año, entre los puestos de asterisco, el más relevante era el de cónsul general en Miami, que ha sido para Cándido Creis, ex jefe de Protocolo de la Casa del Rey, después de que antes de ser publicada la convocatoria de puestos, se abriera a la participación de “consejeros”, una medida que no gustó a quienes tenían aspiraciones al puesto. Normalmente, por su condición de “pseudoembajada” ante la influyente disidencia cubana anticastrista, el puesto se reservaba a la categoría de “ministros”. Gracias al cambio, Creis, que es “consejero”, ha podido ser nombrado.
También de asterisco eran las segundas jefaturas en las Embajadas en Washington, que ocupará Cristina Fraile, actual subdirectora de la Oficina de Derechos Humanos; en Moscú, a la que irá Ignacio García-Valdecasas; Tokio, para Carlos Maldonado; Pekín, para José Luis García Galán; y Argel, para Gabriel Sistiaga. Igualmente, el ministro se había reservado el nombramiento de consejero cultural en La Habana, a donde irá Guillermo Corral. A Cuba ha sido destinada, asimismo, como consejera, Raquel Gómez-Cambronero, que durante tiempo se ocupó de los asuntos de la isla en el Ministerio.
Una de los nombramientos más comentados ha sido el de Juan Pablo de Laiglesia, como cónsul general en Ginebra, después de que, en dos ocasiones, García-Margallo vetara su designación para los Consulados de Roma (2003) y Buenos Aires (2014). El ministro respondía así al telegrama que De Laiglesia, que fue secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Cooperación en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, le envió tras ser cesado como embajador representante permanente ante la ONU. El telegrama decía: “Con esta fecha, ceso para incorporarme a mi nuevo puesto en el pasillo, aunque hubiera preferido ventanilla”, en irónica referencia al término “estar en el pasillo” que se usa entre los diplomáticos para referirse a quienes no tienen un cometido concreto asignado.
También ha llamado la atención el destino de Fernando Villalonga, que fuera secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica en el primer Gobierno de José María Aznar y que, pese a haber estado en muchas quinielas en los últimos años, no fue elegido para hacerse cargo de embajada alguna. Villalonga, que fue delegado de las Artes en el Ayuntamiento de Madrid, con Ana Botella, ha sido nombrado consejero de Asuntos Culturales en la Embajada en Londres.
Otros diplomáticos con amplia experiencia se harán cargo de Consulados Generales en distintos puntos del Globo: como Javier Garrigues, hasta hace poco embajador en Irlanda, en Amsterdam; Jacobo González-Arnao, en Burdeos; Santiago Martínez-Caro, que fuera director de Casa África, en Hong Kong; Juan Manuel López Nadal, en Estrasburgo; Celsa Nuño en Caracas; Juan Carlos Sánchez, hasta ahora embajador en Perú, en Santiago de Chile; José Luis Solano en Nápoles; Manuel Salazar, en Río de Janeiro; o Rafael Fernández-Pita, que ha sido director general de Justicia e Interior en el Consejo Europeo, en Rabat.
También abandonarán el Ministerio de Asuntos Exteriores, diplomáticos que han desarrollado un intensa tarea en puestos de responsabilidad, como José Antonio Hernández Pérez-Solorzano, subdirector general de Centroamérica y Caribe, responsable por ello de las relaciones con Cuba, y que ahora irá de “número dos” a Luxemburgo; Antonio Millán, que irá de coordinador a la representación permanente ante la UE y que en los últimos años ha sido subdirector general adjunto de Relaciones Exteriores y Asuntos Comerciales en la Secretaría de Estado de la Unión Europea; Ignacio Mongé, que va de consejero a Lisboa, tras haber estado al frente de la Oficina de Gibraltar; o Ignacio Tapia, que ocupará la Segunda Jefatura en Nigeria, tras su paso por Protocolo.
Asimismo, Miguel Fernández-Palacios, que dejará en breve su puesto de Embajador en Etiopía, irá destinado como consejero Mertens al equipo del representante permanente adjunto ante la UE.
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